La Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirmó que la emergencia sanitaria dejo a uno de cada seis jóvenes en el mundo sin trabajo y casi la totalidad de ellos enfrenta el cierre de sus centros de educación, pero aún más grave es que los jóvenes podrían convertirse en la ‘generación de confinamiento’.
Este sector se ha visto afectado por la pandemia y padecen consecuencias en distintos ámbitos, como el cierre de sus programas educativos, la pérdida de empleo, y mayores dificultades para encontrar trabajo, por ende, también la pérdida de ingresos.
‘Aunque más de dos terceras partes de las actividades de formación se imparten actualmente a distancia, con frecuencia en línea, únicamente una pequeña parte de los países de bajos ingresos ha llevado a cabo esa transición’, señaló el organismo.
Además, las encuestas realizadas por la OIT arrojaron que los jóvenes que han mantenido su trabajo han sufrido una reducción de horas del 23 por ciento y alrededor del 98 por ciento confirmó que sus centros educativos se cerraron de forma parcial o integral.
A su vez, la OIT indicó que los jóvenes también ganan menos que los adultos, por esta razón, sus ingresos son más vulnerables frente a las crisis. Esto, debido a que el ingreso por hora de los adultos es 71 por ciento más altos que el de los jóvenes, según información de un análisis de 64 países, lo que expone la problemática de los jóvenes que trabajan en actividades y sectores de baja remuneración, así como en la economía informal.
Aunado a esto, muchos de esos empleos se han visto afectados por la crisis económica causada por el virus COVID-19, lo que provoca que esta población disponga también de menores niveles de ahorro y se vuelvan particularmente vulnerables.