La selva amazónica es sin lugar a dudas uno de los sitios del mundo que aún guarda muchos misterios, y entre sus árboles esconde y da refugio no solo a miles de especies, sino también a varias tribus que buscan mantenerse lejos de la vida moderna.
Uno de los casos más sonados es el del ‘indio Tanaru’, quien de manera voluntaria permanecía aislado de la sociedad desde hace casi 30 años. Hace unos días se supo que falleció.
El también llamado ‘indio del hoyo’ era el último sobreviviente de una tribu desconocida del Amazonas, la cual aparentemente fue víctima de talamontes, una ‘profesión’ que sigue cobrando auge en las tierras brasileñas.
Desde que fue hallado por la Fundación Nacional del Indio (Funai), encargada de vigilar a los pueblos de la selva, se mantuvo un monitoreo acerca de su forma de vida, sin violar su decisión a mantenerse lejos de otras personas. De hecho fue esta organización la que lo encontró el pasado 23 de agosto, recostado en una hamaca dentro de su choza.
Por la forma en la que fue ubicado, cubierto por diversas flores, pareciera que ya se estaba alistando para dejar este mundo. Sin embargo, su cuerpo será sometido a un estudio forense para conocer las causas reales.
En una revisión preliminar no se hallaron signos de que otras personas hayan estado en la choza, además que no habían señales de violencia o de lucha. Las herramientas y otros utensilios usados por el hombre permanecían en su sitio.
Durante todo el tiempo que estuvo bajo vigilancia de la Funai, usando drones, escáneres y la revisión periódica de su espacio vital, se ubicaron al menos 53 chozas en las que el ‘indio Tanaru’ pasó sus días, todas con una única puerta y con un hoyo en su interior, de ahí el apodo del ‘indio del hoyo’.
Son al menos 114 tribus las que aún buscan vivir aislados, sin mantener un contacto directo con personas que no sean indígenas.
Las selvas de Brasil cada vez disminuyen su volumen, tanto por los incendios forestales como por la tala de estos espacios para ampliar las tierras de cultivo y ganadería.