En la actualidad, las mujeres indígenas continúan siendo el sector más oprimido tanto de la sociedad tribal como de la sociedad en general, lo que hace necesario visibilizar la discriminación y fomentar sus derechos.
Organizaciones mundiales han advertido que la mujer indígena sufre discriminación no solo por su género -pues en la mayoría de los pueblos originarios aún persiste la cultura machista-, sino también por su condición de indígenas y la pobreza en la que viven.
Esto ha ocasionado que muchas de ellas no tengan acceso a la educación y tampoco puedan aspirar a la adquisición de tierras, por lo que incluso deben pedir permiso para trabajarlas o para tomar lo cosechado.
Ante esta situación, en 1983, durante el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en Tihuanacu, Bolivia, se decidió instaurar el 5 de septiembre como el Día Internacional de la Mujer Indígena, con el fin de reconocer a estas mujeres.
Esta fecha no fue elegida al azar, pues tiene una historia más profunda: la muerte de Bartolina Sisa, una heroína suramericana que en 1781, cuando estalló la insurgencia de los indígenas, lideró el movimiento junto con su esposo Julián Apaza, conocido como el caudillo Túpac Katari.
Más tarde, Bartolina fue apresada por las tropas enemigas, quienes la violaron, golpearon y torturaron, hasta asesinarla en la horca el 5 de septiembre de 1782. Ahora, es considerada una de las mujeres indígenas más valientes de la historia.