Las olas de calor y sequía ya están poniendo a prueba la generación de electricidad existente, por lo que es aún más importante reducir las emisiones de combustibles fósiles.
Existe el riesgo de que el cambio climático, el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos y el estrés hídrico socaven la seguridad energética e incluso pongan en peligro el suministro de energías renovables, según un nuevo informe interinstitucional de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El informe se centra este año en la energía porque es la clave de los acuerdos internacionales sobre desarrollo sostenible y cambio climático y, en realidad, de la salud del planeta.
El impacto de unos fenómenos meteorológicos, hídricos y climáticos extremos más frecuentes e intensos ya es evidente.
Por ejemplo, en enero de 2022, los apagones masivos causados por una ola de calor histórica en Buenos Aires (Argentina) afectaron a unas 700 mil personas. En noviembre de 2020, la lluvia congelante cubrió las líneas eléctricas del extremo oriental de la Federación de Rusia, lo que dejó a cientos de miles de hogares sin electricidad durante varios días.