Pasar largas horas sentado es más dañino de lo que solemos imaginar. Aunque no podemos evitarlo por completo en la vida moderna, el tiempo excesivo en una silla puede impactar seriamente nuestra salud física y mental.
Ya sea en la oficina, en el transporte o en el hogar, las consecuencias de un estilo de vida sedentario son diversas: van desde problemas cardiovasculares hasta afecciones metabólicas y mentales.
La ciencia respalda cada vez más que permanecer sentado por períodos prolongados tiene efectos negativos que trascienden la simple incomodidad.
Sentarse durante períodos prolongados sin interrupciones afecta negativamente el corazón, las articulaciones, los músculos, el metabolismo y la salud mental.
Según la Asociación Americana del Corazón, estar mucho tiempo en una posición sedentaria aumenta significativamente el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Incluso las personas que hacen ejercicio regularmente no están exentas de los riesgos.
Basta con permanecer 30 minutos sin moverse para que los vasos sanguíneos se vean afectados, reduciendo la circulación y provocando problemas cardiovasculares a largo plazo.
Asimismo, sentarse por más de cuatro horas puede comprimir los discos lumbares, lo que con el tiempo conduce a dolores de espalda.
Además, los músculos de las piernas y glúteos, fundamentales para la movilidad y el equilibrio, comienzan a perder activación después de solo 30 minutos sin moverse, debilitándose con el tiempo y aumentando el riesgo de lesiones en la espalda o las rodillas.
Un estilo de vida sedentario no solo afecta el cuerpo, sino también el metabolismo. Estar sentado reduce la quema de calorías y dificulta la regulación del azúcar en la sangre.
A largo plazo, esto puede derivar en un aumento de peso, mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y otros problemas metabólicos.
Pero no solo el cuerpo sufre: estar sentado durante mucho tiempo también puede afectar el estado de ánimo y la capacidad cognitiva, incrementando las probabilidades de sufrir depresión o ansiedad.
Mantenerse en movimiento es clave no solo para la salud física, sino también para el bienestar mental.
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El primer paso es moverse con más frecuencia.
Los expertos sugieren que los 150 minutos semanales de ejercicio recomendados no son suficientes si pasas la mayor parte del día sentado.
De hecho, algunos estudios indican que se necesita hasta una hora diaria de actividad física para contrarrestar los efectos negativos de estar sentado.
Si trabajas en un entorno donde es difícil levantarse con frecuencia, pequeños movimientos pueden marcar la diferencia.
Desde marchar en el sitio hasta hacer estiramientos o dar un paseo cada hora, cualquier esfuerzo por mantenerse activo es beneficioso.
Incluso si no puedes levantarte, cambiar de posición regularmente o mover las piernas y brazos puede ayudar a mitigar los efectos nocivos del sedentarismo.