Bien dicen que los mexicanos somos conocidos especialmente por la huella que dejamos como turistas en otros países, y cuando más se evidencia eso es durante los eventos deportivos… aunque no siempre por las mejores razones.
En el arranque de los Juegos Olímpicos de París 2024, fue grande la cantidad de memes, opiniones y burlas en redes sociales a raíz de una curiosa situación, en la que, durante el paso de la delegación mexicana, una fuente opacó la visibilidad de las cámaras que transmitían la inauguración.
Entre los comentarios humorísticos en redes sociales, derivados de esta situación, muchos afirmaron de forma sarcástica que la sociedad francesa todavía no ha superado los conflictos bélicos entre México y Francia en 1838 y 1862; “Todavía no nos perdonan la Guerra de los Pasteles”, decían la mayoría, mientras que otros se referían a la denominada Batalla de Puebla.
Sin embargo, hay otro suceso bochornoso más reciente protagonizado por México y Francia que también fue recordado en redes sociales tras la amarga situación suscitada en la inauguración, y aunque lógicamente ni el gobierno ni el pueblo francés, menos el Comité Olímpico, admitirían que se estén tomando represalias contra los aztecas, resulta un hecho muy curioso de recordar.
Ocurrió durante la Copa Mundial de 1998, celebrada en Francia. La selección mexicana ilusionaba a los aficionados al clasificarse a los octavos de final sin encajar ninguna derrota, y en el duelo ante Alemania logró ponerse en ventaje.
Sin embargo, el cuadro teutón dio la vuelta al marcador en los últimos minutos, confirmando una de las eliminaciones más dolorosas para los aztecas en su intento de llegar al quinto partido.
Uno de los aficionados mexicanos, Rodrigo Rafael Ortega, salió a pasear junto a su pareja la noche del 30 de junio, un día después de la eliminación de México, por la ciudad de París, y visitaron el mundialmente famoso Arco del Triunfo.
La borrachera, presuntamente por el pesar de la eliminación, que llevaba Rodrigo se juntó con la imprudencia, y cuando le entraron ganas de orinar, no se le ocurrió mejor idea que hacerlo sobre la flama, extinguiéndola y acabando así con más de siete décadas de tradición.
Ante tan grave acto para la sociedad francesa, la policía detuvo al mexicano, pero fue puesto en libertad horas después para evitar un conflicto diplomático con México.
La en ese entonces embajadora, Sandra Fuentes Berain, encabezó una ceremonia extraoficial junto a excombatientes de guerra y ministros para ofrecer disculpas y colocar una ofrenda floral, además de volver a encender la flama, que ahora es fuertemente custodiada por autoridades.
Por ello, esperamos que los turistas mexicanos que actualmente apoyan a los más de 100 atletas de nuestra delegación que compiten por una medalla en París demuestren un mejor comportamiento; al menos las autoridades les han recibido de buena gana.
¿Crees que Francia se tomó el desquite por la Llama Eterna?