Voces que se oyen, personas a las que ven y desaparecen son algunas de las vivencias de los trabajadores en el cementerio municipal Juan de la Luz Enríquez.
Alfredo Aguirre, quien es un joven sepulturero y constructor de tumbas, relató que comenzó a acudir al cementerio cuando era un niño, para acompañar a su papá, que hacía el mismo trabajo que él hace hoy, y fue ahí cuando tuvo un primer evento de algo inexplicable.
Señaló que mientras esperaba a su papá vio que había juguetes en la tumba de un niño y al fin chico también, tomó un carrito y un dinosaurio para jugarlos ahí mismo, pero cuál sería su sorpresa al escuchar una voz infantil que le decía: ¡deja eso!
"Salí corriendo, la verdad, porque sí me espanté mucho", comentó el joven trabajador.
Sin embargo, no ha sido la única vez en que ha escuchado o visto algo que no tiene explicación, pues en otra ocasión estaba con otro compañero trabajando en la sección de los niños cuando comenzaron a escuchar voces infantiles y al voltear vieron que había unos cuatro niños jugando con carritos y otros juguetes.
En ese momento, los dos dejaron todo y salieron corriendo.
Alfredo sí volvió a trabajar, pero el otro señor ya no, era la primera vez que iba al cementerio a laborar, pero después de lo que escuchó y vio ya no quiso regresar.
Otro trabajador, quien comentó que tiene más de 24 años laborando en el cementerio, mencionó que un 13 de febrero estaba de guardia y se puso a hacer limpieza de los floreros, en ese entonces se usaban con agua, por lo que ésta estaba sucia.
"Eran como las 12 de la noche y escucho a una niña que me dice: hola señor, y yo le digo: mande. De repente caigo en cuenta que estaba la luna y de la hora que era y no podía haber una niña ahí. Entonces me vuelve a hablar y, con perdón de usted que le dijo: deja de estarme chingando, déjame trabajar", relató.
Aunque ya no volvió a escuchar la voz, indicó que cuando salió de ese lugar le dio vómito y comenzó a tener mucho escalofrío.
En otra ocasión, mencionó, vio que una joven de unos 20 años que había entrado al cementerio se puso mal, dijo que alcanzó a ver que algo se le venía de la tierra y se la llevaron "de palomita", porque le pusieron alcohol pero no reaccionaba bien.
Estas son algunas de las historias que relatan los trabajadores del cementerio, quienes afirman que escuchar voces es muy común, llantos de bebés incluso, así como personas que les hablan y después ya no las ven más.
Y tu, ¿te atreverías a laborar en un camposanto?