La situación en la que se encuentran más de 500 pescadores de Tonalá es preocupante, debido que en los últimos años, la captura de peces ha disminuido en un 60 por ciento.
Nicolas Magaña, un veterano pescador de la congregación, explicó que hace una década la cantidad de pesca se medía en toneladas, pero en la actualidad luchan por capturar apenas 100 kilos de producto.
Esta crisis ha impactado de manera directa en los ingresos de los pescadores y sus familias, por lo que se han visto obligados a buscar empleo en otras áreas productivas, como son ayudantes de albañil, jardineros, perforación de pozos, instalación eléctrica de locales comerciales, entro otros.
Otros, que solo aprendieron las artes de pesca por sus abuelos, dedican su tiempo a reparar redes, dar mantenimiento a los motores y limpiar las lanchas, convirtiéndose las esposas en el sostén económico del hogar, por lo que venden productos de catálogos, preparando comida o trabajando como afanadoras en casas de Agua Dulce.
Las familias que dependen directamente de la actividad no cuentan con los ingresos necesarios para cubrir sus necesidades básicas, más aún en esta temporada de fin de ciclo escolar, donde las graduaciones y el inicio de clases generan gastos adicionales para la preparación académica de sus hijos.
Los pescadores señalaron que estas condiciones adversas que enfrentan son ocasionados por los trabajos que realizan las plataformas petroleras ubicadas frente a la costa de Agua Dulce.
Nicolas Magaña, detalló que el ruido generado por estas grandes estructuras, ahuyentan a los cardúmenes de peces, además que las presiones de aire que provocan dentro del agua matan a las especies marinas.
Como resultado, los bancos de peces son ahuyentadas y se establecen en regiones más alejadas, lo que obliga a los pescadores a adentrarse en alta mar, donde los motores consumen más gasolina, el riesgo de naufragio es mayor y su vida se ve constantemente amenazada.
Tan solo en la congregación pesquera son 500 los afectados, pero a lo largo de la costa son alrededor de 2 mil 500 los afectados en San Juan y Allende, perteneciente a la ciudad de Coatzacoalcos.
El entrevistado refirió que es importante que se tomen medidas para proteger y conservar los recursos marinos, así como para apoyar a las comunidades que dependen de la pesca como su principal fuente de ingresos.
Por último, pidió que tanto la empresa petrolera como el Gobierno Federal, sean conscientes de los daños y apliquen medidas para mitigar los impactos negativos de las plataformas petroleras y busquen soluciones que permitan la recuperación de la pesca en la región.