Aunque la jurisprudencia emitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación el pasado 17 de febrero del 2021 dejó reducida la cuota de pensión o jubilación a un máximo de 962.20 pesos diarios y un máximo de 28 mil 866 pesos mensuales, en la realidad eso vulnera derechos constitucionales, indicó Juan Hernández Mercado, asesor de uniones de jubilados y pensionados.
“Esa resolución no sólo violó el principio constitucional de que ninguna ley puede tener efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna y el principio de progresividad de los derechos laborales”, señaló.
Hernández Mercado apuntó que si se hubiera respetado la ley y el pago a este sector se hiciera en salarios mínimos, la pensión actual de un pensionado o jubilado del ISSSTE que se haya retirado con el beneficio de los 10 días de salario mínimo como cuota diaria sería de mil 728.70 pesos diarios y su percepción mensual de 51 mil 861 pesos.
Sin embargo, recordó, gracias a la ley de la UMA (Unidad de Medida y Actualización) emitida por “el inolvidable” Enrique Peña Nieto el 15 de diciembre de 2017 y ratificada por la SCJN quedó reducida en un 44.3 por ciento, en perjuicio de los ingresos de los pensionados y jubilados.
El asesor de uniones de jubilados y pensionados reconoció que habrá quien defienda la resolución emitida por la Suprema Corte, pero se olvida de que se violan derechos constitucionales y los convenios y tratados internacionales suscritos por el gobierno federal de México en materia de derechos laborales y Derechos Humanos.
Mencionó que este tema vale la pena tocarlo con respecto a la inflación, pues el 2021 se cerró con un 7.36 por ciento de inflación, la más alta en un año, aunque no es exclusivo del país, ya que hay algunos más con una cifra más alta, pero también otros con una más baja, y vale la pena destacarlo porque no todos los jubilados y pensionados están en el tope máximo en cuanto a cantidad que reciben.
La mayoría, expuso, reciben entre una UMA y cinco UMAS diarias, mientras que no llega ni al 10 por ciento los que están en el tope máximo.
“La mayoría recibe salarios bajos y los incrementos que recibe son miserables y eso no ha cambiado ni va a cambiar nunca, y su precariedad se observa al compararla con los precios, por ejemplo del gas LP o de la canasta básica, en donde se constata que lo que perciben los deja fuera de una condición de bienestar”, apuntó.