'Que legisladores dejen sus intenciones particulares y piensen en el pueblo'

El Diputado del Séptimo Distrito Masónico de la Gran Logia Unida Mexicana, Ignacio López Martínez, afirmó que hoy en día los legisladores deben dejar a un lado sus intenciones particulares y tienen que pensar en el pueblo. 

"Se necesita mucho trabajo, sobre todo en la parte legislativa dejar a un lado las intenciones particulares, de un grupo político que solamente beneficia a los integrantes o a los que apoyan económicamente ese grupo; tenemos que pensar en el pueblo.

"Es ahí en donde se debe levantar la voz en donde nosotros, cada vez que veamos a un diputado, que veamos a uno de nuestros representantes pedirle ese trabajo para el pueblo". 

Cuestionado sobre de qué hace falta por hacer en el país, López Martínez aseguró que se debe de trabajar en materia legislativa tomando en consideración que las leyes son perfectible. 

"Como una ley no es única ni perfecta en su propio estilo, sino que se tiene que ir adecuando, afinando dependiendo de los tiempos y dependiendo de los logros".

En cuento a la marcha para conmemorar la Expropiación Petrolera el pasado sábado, acentuó que es una acción de carácter social y que contrasta por mucho a la que se realizó por la defensa del Instituto Nacional Electoral que estuvo "fundamentada en intereses económicos".

Educación

En otros temas y sobre educación, que la violencia ha llegado hasta las escuelas, dijo que es una lástima que se haya puesto "una venda en los ojos" al decirse que las escuelas son autónomas y que los jóvenes tienen demasiadas libertades, pues ahí se rompe el esquema de libertad a libertinaje.

"Entonces dejamos que los jóvenes escuchen cualquier tipo de música o que tengan cualquier tipo de actividad y que no los podamos tocar cuando anteriormente los padres estábamos para poder orientar a los hijos de mejor manera".

Agregó que es lógico que los padres que no tuvieron una educación tendrán hijos que no son educados de la misma manera, y esto se ve reflejado cuando se preocupan más por lo que van a comer que por la calidad de educación de sus hijos; por lo que los jóvenes crecen "de manera silvestre".