Entre gritos, empujones y jaloneos, empleados del Ayuntamiento de Papantla decomisaron el local de una comerciante ambulante que se había instalado en el centro de la ciudad. La mujer forcejeó con los inspectores para tratar de impedir que le arrebataran su mercancía.
Alrededor de ocho inspectores de Comercio rodearon a la comerciante para exigirle que abandonara la vía pública con el argumento de que era parte de las acciones preventivas por la pandemia del coronavirus; sin embargo a otros locatarios les permitieron laborar con normalidad.
“No se lo van a llevar; es mi fuente de trabajo”, gritaba la mujer identificada como Carmela Santes García mientras forcejeaba con los empleados que cargaban el carrito de madera donde tenía instalada sus utensilios para la venta de raspados.
A pesar de la resistencia de la vendedora los empleados municipales continuaron con el forcejeo ante la mirada atónica de decenas de personas y elementos de la Policía Municipal de Papantla.
A la vendedora le rompieron unos recipientes donde almacenaba productos, dañaron el carrito donde transporta su mercancía, además de una sombrilla.
Los servidores públicos argumentaron de que era parte de las acciones para prevenir el COVID-19; la señora Carmela Santes refutó que se trataba de “grilla” propiciada por otros comerciantes que no la quieren ver en el centro de la ciudad, donde ha laborado durante más de 26 años.
Incluso –dijo– en días pasados los líderes de vendedores ambulantes acordaron con el ayuntamiento parar actividades por el coronavirus; sin embargo la agraviada indicó que a otros sí les permitieron trabajar solo porque forman parte del gremio.
Varios ciudadanos que paseaban por el parque Israel C. Téllez fueron testigos, otros más encararon a los inspectores. Mientras, a través de las redes sociales, la mayoría de los usuarios reprocharon la forma en cómo procedió el personal municipal.