Ante la legislación que están por realizar los diputados federales para catalogar el uso de los vientres de alquiler como una forma de violencia contra las mujeres, el vocero de la Diócesis de Orizaba, Helkyn Enríquez Báez, señaló que debe haber una inteligencia en la discusión legislativa, para que vean todos los factores y condiciones que están implicados y no solamente legislen al dedazo o por inercia legislativa.
Luego de que en el estado de Tabasco está permitido y regulado el uso de vientres de alquiler, consideró que genera grandes posibilidades de realizar malos manejos. Como el tráfico de personas, en donde se ventila el aspecto monetario.
"Es mentira que, aunque se regule, se va a evitar el tráfico. Se va evitar el cobro, se va a evitar el aspecto monetario y por eso es que esta práctica aún en la supuesta regulación, se prestaría a malos manejos, mafia, tráfico de personas, así como a que extranjeros vengan a alquilar a mujeres para que tengan a los hijos por distintas razones y no solamente por cuestiones de infertilidad o esterilidad".
Aseguró que la violencia es desde que son usadas como medio y no como fin, puesto que el llamarlos vientres de alquiler les quita la maternidad, acentuando que originalmente se hablaba de una maternidad subrogada o una gestación subrogada y ahora ya solamente se cosifican como vientres de alquiler.
"No solamente es una violencia contra la mujer, es un atentado contra la dignidad de las mujeres, que son utilizadas para gestar un ser humano. Esto no es una afirmación gratuita, ya lo sabemos en estados como Tabasco, donde está permitido esto desde hace muchos años.
Hay mujeres que durante su vida gestan 5 u 8 seres humanos que después son recogidos por quienes les han pagado por los servicios".
Abundó que algunas mujeres recurren a rentar vientres porque no tienen tiempo para gestar o porque no quieren perder la figura. Es decir, hay otros factores por los cuales se recurre la maternidad subrogada y en ese sentido dijo que serían mucha las objeciones que se tendrían para promover algo que atenta contra la dignidad de la mujer en primer lugar y en segundo del ser humano que se está gestado.