Con la exhibición de tres clases de pitones, una boa y otros tipos de víboras, además de talleres y pláticas, en Río Blanco inició este viernes el segundo Festival Mexicano de Serpientes, en el marco del Día Internacional de estas especies que se conmemora el 16 de julio.
Manuel Pérez García, del PIVMS (Predios e Instalaciones que Manejan Vida Silvestre) Oztotipac, explicó que este Festival se llevó a cabo a nivel nacional en varios estados y en Veracruz hubo dos sedes, que fueron Córdoba y Río Blanco.
Recordó que por dos días, 14 y 15 de julio, habrá exhibición de serpientes, las cuales podrán ser tocadas por los asistentes, que tendrán un acceso libre, además de que se les responderán todas sus preguntas, además de que podrán asistir a las pláticas y talleres.
Explicó que estos ejemplares viven en cautiverio y se cuida su temperatura ambiente, el calor y la humedad; los alimentan semanalmente con roedores que son sacrificados previamente, tanto por respeto a la presa, para que no sufra, como a las serpientes, para que no tengan algún daño.
Mencionó en el caso de la pitón albina, que es la más grande, ya que mide más de seis metros, se le alimenta con seis kilogramos de conejo al mes, ya que su digestión es más lenta.
Respecto a la interacción de las personas con estos ofidios, indicó que se les recomienda acariciarlos hacia el lado de las escamas, porque en sentido contrario les pueden tirar alguna y ya no las recuperan.
Además, no se les debe apretar ni pellizcar, y si alguien tiene las uñas largas se debe tener cuidado porque pueden rasguñar sus ojos, pues por muy grandes que sean deben ser gentiles con ellos.
Comentó que las serpientes no tienen oídos, pero pueden percibir las bajas frecuencias y con sus escamas del vientre y la piel pueden sentir las vibraciones.
Entre las especies en exhibición están una serpiente reticulada, serpiente tigre o voladora, una falsa coralillo y otra arroyera.
La señora María Cecilia Alonso Romero, con domicilio en este municipio, nunca había tocado una serpiente y pensaba que todas “picaban”, pero dos de los jóvenes del PIVMS Oztotipac le explicaron que no es así.
No sólo tocó a una pitón albina, sino que con ayuda de los jóvenes la pudo sentir en su espalda y ahora ya sabe que no todas son peligrosas y “están bien hermosas”.