Pablo Aguilera Valadez, murió en la pobreza, a pesar de que por muchos años fue el administrador de varias propiedades de su hermano Alberto, en Parácuaro.
Familiares del mismo Pablo, se conflictuaron con él, luego de que mandó a la quiebra un hotel, un balneario y el mismo rancho de "Juangacuaro".
Esas propiedades fueron reclamadas por el hijo de Juan Gabriel, con una orden judicial, por lo que a Pablo ya solo se le permitía vivir en una de las habitaciones del rancho.
Las carencias de "don Pablo", como se le conoce en el pueblo, eran tal, que los habitantes le acercaban a veces algo de comida, así como ropa y calzado usados.