El consumo privado en México, que es el componente más importante de la economía nacional, se contrajo en la segunda mitad del 2023, resintiendo tanto la pérdida de poder de compra de las remesas —por una elevada inflación y la apreciación del peso— como los altos costos financieros.
El Indicador Oportuno del Consumo Privado (IOCP) reveló un crecimiento de 0.46% a tasa trimestral en el periodo julio-septiembre del año en curso, lo que representó el nivel más bajo desde que estalló la crisis sanitaria (-20.38% en el segundo trimestre del 2020).
Es decir, el consumo privado presentó su menor alza en más de tres años; mientras que sólo en septiembre mostró un aumento de 3.4% anual, consiguiendo el peor resultado en los últimos 30 meses, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Una de las razones de la caída del IOCP es la disminución en el poder de compra de las remesas. Con cifras de Banco de México, se observa que las remesas ascendieron a 5,232 millones de dólares durante agosto pasado, lo que significó un aumento de 9.1% anual.
No obstante, al convertir el monto de 5,232 millones de dólares a moneda nacional, con un tipo de cambio FIX, esta fuente de ingresos del exterior fue de 88,819 millones de pesos, 7.9% menos respecto a igual periodo del 2022.
Dicha disminución, que fue la sexta de forma consecutiva, provino de la fortaleza del peso, que en agosto alcanzó una apreciación anual de 15.6% al colocarse en 16.98 pesos por billete estadounidense.
Además, si se considera los elevados niveles de inflación (4.64% anual en agosto, fuera del rango de Banxico de 2-4%), la disminución del poder adquisitivo de las remesas, que es un pilar en el consumo de las familias del país, es más profunda.
De acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el octavo mes del presente año las remesas registraron una contracción de 12.0% a tasa anual, hilando 11 meses con caídas.