Con la avanzada comunicación en todo el mundo, que nadie puede frenar en una amplia libertad democrática a pesar de los malos gobiernos explotadores de la pobreza que generan la trata, la esclavitud y los males mayores en la humanidad como la perdida de la libertad de expresión y la visión real del mundo, esto no se puede cambiar, ni parar con discursos de nadie.
El doctor Francisco Blanco calderón, catedrático de la Facultad de Comunicación de la Universidad Veracruzana, experto en geopolítica, dice que ya nadie puede frenar la nueva visión del mundo de los millones de seres humanos que padecen de explotación y de pobreza extrema en el orbe, pero pueden denunciar los abusos del poder.
Así, como las vejaciones a sus libertades, mismas que no se pueden limitar y menos ahora, cuando alguien con un celular en la mano conectado en tiempo real, puede decir de lo que está pasando a su alrededor, sobre todo con los malos gobiernos en los tiempos actuales de la pandemia.
Los horrores que enfrenta la humanidad en razón de la desigualdad, la miseria, la pobreza extrema y más aun con los gobiernos explotadores que pierden la razón de ser y estar en el poder, cuando no cumplen con sus cometidos y objetivos que expresaron para ascender a un cargo público.
En la pandemia, la humanidad está consciente de la más grave crisis sanitaria de todos los tiempos, y mucha gente a pesar de la adversidad de la situación se encuentra sumergida en los problemas de la necesidad de trabajo, de alimentos y de servicios médicos.
“A todo esto hay que agregarle además del temor al contagio y la falta de recursos económicos, el problema de los malos gobiernos que no hacen nada para frenar la voracidad de los prestadores de servicios que los han encarecido, los especuladores que se han aprovechado de una condición vulnerable de millones de seres humanos en todo el mundo, y no hay un llamado a frenar esos abusos.
Por eso, se desestima que desde la ONU o cualquier organismo internacional se pida a la gente reflexionar sobre lo que se escribe o dice en las redes sociales, y hay quienes no entienden que en este momento de urgencia de peligro extremo, un teléfono es como una ventana al mundo y se debe respetar de lo que se diga o se piense, cuando muchas veces ha sido la única forma de denuncia de la población condenada o expuesta a morir, pero con dignidad se defiende, porque la esperanza es lo último que muere y hasta eso se les quiere negar.
Ante el cambio de paradigma, de que se educa para ser productores y consumidores, para ser súbditos y no tener pensamiento propio.
Y la gente ahora sabe que debe mantener su vida con dignidad y hacer frente en la compañía de sí mismo, de no desesperarse ante la amargura de la situación.
No hace falta demasiado, pero un padre sin trabajo es un padre humillado. Por eso hay que ponerse en el lugar del otro. Y vivir en el estoicismo hay que aguantar para vivir con dignidad.
Y como diría José Luis de Sampedro, del derecho a la vida, y se dice a los que no tienen que comer y eso es terrible. Y muchos sólo responden como única salida “en mi hambre mando yo”. Por eso decía no rendirse nunca ante la adversidad por grande que sea. Así las cosas.