Ante los embates en la campaña del Frente y Corazón de México, su autor y financiero Claudio equis, junto a Xóchitl Gálvez, incitan al miedo a través de publicidad mediática, sermones en iglesias, que repercuten en charlas de café o reuniones familiares centrando al miedo como estrategia electoral: miedo para asistir a votar, miedo por la violencia generada por el crimen organizado, auspiciado desde Salinas de Gortari y fortalecido con Fox y Calderón, miedo por un posible fraude, de los tantos provocados por ellos. Miedo como refiere el dicho popular que este no anda en burro: “La frase se utiliza de manera burlona para señalar a aquellos que presumen valentía, pero, al enfrentar un peligro real, huyen despavoridos. No andar en burro significa actuar con la rapidez que el miedo exige, a diferencia del lento y apacible paso del burro”. A lo que Jorge Castañeda enfatizó en su participación en Foro TV: guerra sucia con el miedo a fondo.
Para el proceso del 2 de junio se habla, hasta la saciedad, de que el factor miedo juega un papel importante en cuanto a la emisión del voto y la seguridad total del proceso. Y hoy es el eje central en el discurso de la candidata presidencial, Xóchitl Gálvez, quien de esa forma busca que el temor no incline la balanza a favor de Claudia Sheinbaum. Por ello vale la pena plantearse estas preguntas: ¿A qué se le tiene miedo? ¿Cuál es ese miedo que haría que la gente votara a favor o en contra de algún candidato?: En México la gente tiene miedo a la inseguridad, al desempleo, a la falta de un ingreso o de una oportunidad para estudiar, a la carencia de servicios médicos o a perder su patrimonio, ahora se suma a quedarse sin agua en los hogares. Se incluyen varios sectores de la población, tales como estudiantes, madres solteras, adultos mayores, personas con alguna discapacidad, el cual se sustenta en la posibilidad de perder los apoyos económicos que les da el gobierno, los cuales surgen del presupuesto público y representan una auténtica distribución de la riqueza, que de alguna manera frena el crecimiento de la pobreza.
Andrés Valdez Zepeda lo sintetiza en su artículo, El Miedo como Estrategia en las Campañas Electorales: “Las campañas electorales son procesos rutinarios en los sistemas políticos de impronta democrática, en las que dos o más candidatos y partidos políticos compiten por obtener el voto de los ciudadanos y así lograr un puesto de representación pública... Como parte del juego estratégico para ganar la elección, con frecuencia se acude al uso del miedo y la ira entre los votantes, bajo el entendido de que la movilización de este tipo de emociones básicas del ser humano resulta altamente redituable, electoralmente hablando. El miedo es una perturbación provocada, con el fin de influir en el ánimo del individuo/masa sobre un riesgo o daño imaginario para afectar a sus sentimientos”.
En los recientes procesos electorales a través de columnas políticas en periódicos, comentarios en estaciones de radio, así como en revistas, sitios web, redes sociales, para incitar, provocar, generar el miedo para el cambio de régimen y sobre todo recuperar los espacios perdidos. A través de las fallidas estrategias del Peligro para México, el Populismo, el Amlovich y recientemente el NarcoPresidente. Enrique Krause, Héctor Aguilar Camín, Jorge Castañeda, Leo Zukermann, Denisse Dreser, Beatriz Pagés Rebollar, Raymundo Riva Palacio, Ciro Gómez Leyva, Joaquín López Dóriga, Ricardo Alemán, Jorge Ramos, Carlos Loret de Mola y hasta Carmen Aristegui, que en el duopolio televisivo de Televisa y Azteca Radio Fórmula, Foro TV, Reforma, El Financiero, El Universal, Proceso y Siempre y las redes Youtube, X y Meta, promueven su visión del México que desean recuperar. El gran capital financiando a estos conductores, analistas, intelectuales orgánicos desterrados del paraíso gubernamental sin acceso a componendas y complicidades en infraestructura social, complejos inmobiliarios y turísticos, servicios de salud y educación, al ser expulsados del harem del presupuesto público.
Ese miedo se difunde masivamente en los medios, aparece a cada rato en redes sociales, se oye en los cafés y se inculca en templos e iglesias, bien puede influir en el proceso electoral que se avecina y lograr sus objetivos, a menos que la toma de conciencia del ciudadano, le impida ser adoctrinado dada su visión social, fortaleza ideológica y sobre todo por el conocimiento de que quienes lo difunden, arrean “agua a su molino” para recuperar sus intereses que han devastado al país, desde hace seis periodos neoliberales. Las cartas están echadas sobre la opinión pública y todo ello se determinará en el inminente proceso electoral que se avecina, para elegir nuevo presidente de la república, nueve gobernadores y sus congresos locales, varias alcaldías, sindicaturas y regidurías, todo el congreso federal, en cámaras de senadores y diputados, principalmente las plurinominales, donde se resguardan las elites políticas. Está en juego el destino de la Nación, o se consolida la cuarta transformación o se regresa a la vorágine de la corrupción y devastación neoliberal.