Una campaña de aire y saliva fue la que infló sin medida la candidatura de José Francisco Yunes Zorrilla, del PRI, PAN y PRD y los llevó a pensar en que estaban parejos en las preferencias electorales.
Pareciera que con la agresividad que emprendieron a la campaña proselitista los guías de Pepe, engañaron vil y arteramente al legendario y destronado “caballero de la política”, al oriundo de Perote, que terminó perdiendo su esencia, a manos de ruines y vivales de la política, y quienes, precisamente, lo llevaron a un despeñadero sin fondo.
El ilusionismo o espejismo como se le quiera llamar, se cimentó en dos acciones concretas pero fallidas: Por un lado, la campaña mediática en el Altiplano, acuñada en las redacciones del centro del país, sin el efecto o impacto en el colectivo que redujera el empoderamiento morenista en la aldea veracruzana.
Y por otro, inflaron la percepción de un posible empate técnico pero solo con una infructuosa guerra sucia. Solo en medios y redes sociales que no permearon en la base que estaba consolidada en darle los 2 millones de votos que se acumularon para Rocío Nahle García. Es decir, no hicieron campaña de a pie.
Por ello, podría decirse que quizá los Yunes azules y llevando como punta de lanza a un Yunes rojo, jugando con toda perversidad, “ganaron” la campaña del escándalo pero perdieron la elección, con una aparatosa y desastrosa caída.
En palabras concretas, el famoso concepto de empate técnico, no fue más que una alucinación política de los Yunes Linares y Yunes Márquez, que se adueñaron de la conciencia y de la voluntad de quien terminó siendo un esquirol, José Francisco Yunes Zorrilla, candidato del PRI, PAN y PRD.
Y es que, aunque a muchos les costó trabajo creer, lo cierto es que las cifras difundidas a través de las últimas encuestas entre una y dos semanas antes, apenas variaron milimétricamente de los resultados reales de la elección para gobernador del 2 de junio en favor de la coalición Morena, PT, y PVEM.
Por lo menos 3 casas encuestadoras daban el triunfo a Morena y a Rocío Nahle por la misma ventaja con la que cerró el PREP este domingo.
Por ejemplo, el 6 de mayo, casi un mes antes de los comicios, la firma Grupo Impacto manejó los siguientes números: 55 por ciento para la abanderada de Morena, 28 puntos para el priista, Yunes, y 4 por ciento a Movimiento Ciudadano.
En tanto, el 15 de mayo, Demotáctica, manejó que la candidata Nahle García mantenía una preferencia de 54.92 por ciento, contra 28.86 del priista Yunes Zorrilla, por 7.21 puntos de Polo Deschamps de MC.
En estos dos estudios existía una similitud casi idéntica en las cifras porcentuales para cada uno de los participantes más competitivos, excepto en el caso del MC, donde había una diferencia de 2 puntos.
A esto se le agrega que 5 días después, el 20 de mayo, la encuestadora RUBRUM, manejó los siguientes resultados: A Morena y Nahle les dio el 54.7 por ciento, a Yunes del PRI, el 30.6% mientras que para Polo se registraron 6.5 puntos.
Si se toma una media de la ventaja ofrecida por las 3 empresas se estaría abriendo un abanico de entre 24 y 27 puntos a favor de Morena.
Este lunes al contabilizar el PREP hasta las 9 de la noche, con el 98 por ciento de las actas computadas, se registraban casi 27 puntos de distancia. Nahle con el 58.32 por ciento y 1 millón 999 mil 420 votos por 1 millón 96 mil del priista, Pepe Yunes, con el 31.98 por ciento.
Nadie se puede decir engañado. Los números fueron elocuentes, y quizá les costó trabajo entenderlo o no quisieron creerlo, por lo que mejor se enfrascaron en la campaña de lodo.
Ahora bien, los Yunes azules y en el bunker del PRI y PAN, tenían en sus manos las encuestas reales pero difundieron las irreales. ¿Cuál fue la malintencionada razón?
LAS GOLONDRINAS A LOS YUNES. Quienes tendrán que ir haciendo maletas en el Comité Directivo Estatal del PAN, es la dupla conformada por Federico Salomón e Indira Rosales, operadores políticos del clan de El Estero.
Y es que tras los catastróficos resultados que entregaron en Veracruz, tanto Salomón como Rosales se tendrían que haber ido ayer, pues por una parte le fallaron al candidato a gobernador, José Yunes Zorrilla, a quien le habrían prometido un millón de votos.
Pero, por otro lado, también fallaron en los distritos que supuestamente era el bastión y el poder político de la familia Yunes, pues sus alfiles, Verónica Pulido, Miguel Hermida y Sergio Loya tuvieron sendas caídas en el corredor de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.
Aunque aún faltan un par de meses para que el Comité Directivo Estatal del PAN haga su convocatoria oficial para renovar sus 13 secretarías, la propia militancia ya empezó a pedir las “cabezas” tanto de Federico Salomón, como de Indira Rosales, una dirigencia tibia, timorata y demasiado displicente con quienes gobiernan.
Razón por lo que los días y las horas al frente del Comité Directivo Estatal del PAN estarían “contadas”.