En dos puntos estratégicos de la carretera interestatal Coatzacoalcos–Villahermosa, se desarrolla de manera desenfrenada y sin sanciones el comercio ilegal de animales protegidos por leyes federales en México.
A plena luz del día, específicamente en el punto de incorporación de vehículos procedentes de Tabasco a los carriles con destino a Coatzacoalcos, grupos de cazadores furtivos, conformados por hasta siete individuos, establecen un "mercado negro" donde exhiben su oferta, desafiando la presencia de las autoridades federales.
En este mercado clandestino, los traficantes presentan pequeños pericos en condiciones precarias, atados a ramas y expuestos a temperaturas extremas que propician su deshidratación.
La falta de acción para frenar el tráfico de animales en Veracruz y Tabasco podría tener consecuencias irreversibles en el equilibrio ecológico y la preservación de especies en riesgo.