El flujo migratorio no cesa en el sur del estado de Veracruz, a pesar del reforzamiento de las fuerzas federales entre los límites de Veracruz con Tabasco y Chiapas.
Para tratar de evadir las zonas de vigilancia, los centroamericanos han decidió cambiar las rutas, aunque éstas sean más largas y peligrosas.
Los migrantes que no cuentan con el dinero suficiente para pagarle a un traficante de personas para que los trasladen hasta la frontera norte del país, prefieren realizar el viaje a pie, debido que los autobuses son los primeros en ser revisados por el personal del INM.
Por largas horas caminan y bajo los intensos rayos del sol, pueden ser vistos recorrer la carretera Costera del Golfo del kilómetro 30 y hasta llegar al puerto de Coatzacoalcos, donde pretenden abordar el ferrocarril.
Los caminantes provenientes de Centroamérica, arriesgando la vida a que sean asaltados, sufrir una descompensación en su salud, por el esfuerzo físico que requieren.
Estos grupos viajan temerosos, por la presencia de las bandas delictivas a quienes las califican como ‘violentas’, sin embargo eso no los limitan a alcanzar sus sueños de poder llegar a la unión americana y así, tener una mejor vida.