En México, de acuerdo al Hospital de la Mujer, el 1 por ciento de la población femenina menor de 40 años de edad padece menopausia prematura, lo que le produce problemas de salud porque las funciones del cuerpo se quedan sin el efecto de las hormonas.
Muchas mujeres no tienen idea que podrían tener menopausia prematura y es que no todas están al pendiente de los síntomas y de lo que podría provocarla.
En promedio, las mexicanas inician el climaterio a los 48 años de edad.
Un 2 por ciento de la población femenina de más de 46 años de edad NO tiene acceso a los tratamientos para disminuir los síntomas derivados de la menopausia.
Ocho de cada 10 mujeres necesitan una terapia de reemplazo hormonal para mejorar su calidad de vida.
La menopausia es un proceso biológico natural que marca el final de los ciclos menstruales, cuando cesa la actividad de los ovarios. Se diagnostica después de que transcurren 12 meses sin que tengas un período menstrual.
Puede producirse entre los 40 y 50 años. Este período, marca el final de la vida reproductiva de una mujer y puede ser una etapa de transición debido a los cambios físicos, hormonales y metabólicos que se presentan.
Una de las principales señales de alerta es que no se pueda concebir, es decir que las mujeres menores de 40 años no puedan quedar embarazadas.
Además de que algunas mujeres presentan los mismos síntomas que se asocian con la menopausia normal, como: sofocos, sudores nocturnos o cambios de humor, problemas para dormir, además de la irregularidad de ciclos menstruales tanto en flujo como en fechas.
Se sospecha menopausia prematura cuando una mujer menor de 40 años presenta síntomas de menopausia o no puede quedarse embarazada.
Para confirmar el diagnóstico de menopausia prematura se realiza una prueba de embarazo y se determinan los niveles de estrógenos y de hormona foliculoestimulante (que estimula los ovarios para producir estrógenos y progesterona) cada semana durante varias semanas.
Las causas de la menopausia prematura, pueden incluir: anomalías genéticas incluyendo los cromosomas sexuales como el síndrome de Turner, los asociados al cromosoma y el síndrome del cromosoma X frágil.
Trastornos autoinmunitarios: son aquellos cuando el organismo produce anticuerpos anómalos que atacan a sus propios tejidos, incluyendo los ovarios. Algunos ejemplos son: la tiroiditis, el vitíligo y la miastenia grave.
Trastornos metabólicos: como la enfermedad de Addison y la diabetes, las infecciones virales como las paperas y los factores externos como el tabaquismo extremo.
Obviamente debes de acudir con tu ginecólogo para que te guíe en el tratamiento y si presentas algún problema lo resuelvan de la mejor manera. Pero, varios estudios han demostrado que el estrógeno ayuda a aliviar los síntomas y a prevenir otros efectos de la menopausia (como la sequedad vaginal y los cambios de humor).
Las dosis más altas de estrógenos en la terapia hormonal ayudan a mantener la densidad ósea.
Debido a que tomar solo estrógenos aumenta el riesgo de cáncer de la mucosa uterina (cáncer de endometrio), la mayoría de las mujeres también toman un progestágeno o progesterona con los estrógenos, a fin de obtener una mayor protección contra este cáncer.
Las mujeres que ya no tienen útero pueden tomar estrógenos solos.
SÍNDROME GENITOURINARIO,AQUEJA A MENOPÁUSICAS Es el adelgazamiento, resequedad e inflamación de las paredes vaginales que puede ocurrir cuando tu cuerpo tiene menos estrógeno. Se produce con mayor frecuencia después de la menopausia.
Para muchas mujeres, esto no sólo provoca que las relaciones sexuales sean dolorosas, sino que también provoca síntomas urinarios angustiantes. Por eso, es que se conoce como «síndrome genitourinario en la menopausia (GSM)».
Es causado por una disminución en la producción de estrógeno. Con menos estrógeno, los tejidos vaginales se vuelven más delgados, más secos, menos elásticos y más frágiles.
LAS COMPLICACIONES DEL SÍNDROME GENITOURINARIO EN LA MENOPAUSIA
Infecciones vaginales. Los cambios en el equilibrio del pH vaginal hacen que las infecciones vaginales sean más probables. Problemas urinarios. Es posible que experimentes un aumento en la frecuencia o urgencia de orinar o ardor al orinar. Algunas mujeres tienen más infecciones de las vías urinarias o pérdida de orina (incontinencia).
Con historia clínica y la exploración física. También pueden hacerse exámenes de orina o pruebas de equilibrio ácido
Aunque resulte muy difícil de prevenir puesto que es una consecuencia natural en el ciclo biológico de la mujer, sí podemos tratar de retrasarlo o de atenuar sus síntomas en la medida de lo posible.
Lo más sencillo es comenzar por adaptar el estilo de vida, eliminando factores de riesgo que alimentan o favorecen esta patología, como por ejemplo el tabaco. Se recomienda llevar a cabo una dieta saludable, incluyendo ejercicio físico moderado y, mantener una vida sexual activa.