¿Pasas de la felicidad a la tristeza como en una montaña rusa de emociones, sin que en esa transición haya un equilibrio?
Muchas personas tienen una explicación para esto, pues creen que todo lo que nos rodea está sujeto a la Ley de la Polaridad, es decir, que todo en la de naturaleza doble, y todo par tiene sus opuestos y semejantes.
Esto es lo que se conoce como los 7 Principios del universo, o lo que en el taoísmo está ligado al concepto del Ying y el Yang.
El principio de polaridad, entonces, funciona como una escala vibratoria que va de lo positivo a lo negativo y se mantiene en el ritmo de la vida como una constante. Luz/oscuridad, Amor/odio, Espíritu/materia, Vida/muerte, Vigilia/Sueño, son todas polaridades que van de un lado a otro manteniendo el equilibrio del Cosmos.
Cuando practicamos mindfulness, es decir, absorber al máximo el momento presente, cultivamos la ecuanimidad, manteniendo un eje neutral ajeno a los arrebatos de estas emociones en sus extremos, que nos permite mantener la sobriedad.
Pues, quien tiene el discernimiento para mantener la calma, mantiene la conexión vital consigo mismo. No aniquilando sus deseos o reprimiéndolos, sino simplemente manteniendo un balance entre estos polos, y desarticulándolos de sus extremos dolorosos.
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