Los sueños: un viaje hacia el inconsciente

El ser humano tiene dos dimensiones: una exterior que trata de todos los aspectos externos que nos rodean y uno interior, que contiene nuestra propia esencia, eso que somos. Cuando soñamos, aparte de cumplir una función biológica necesaria, también nos conectamos con nuestro lado interior desde el inconsciente, por lo que se considera una parte fundamental en nuestro bienestar psicoemocional.

Ya desde culturas milenarias, los sueños tenían un lugar importante dentro de sus sociedades. Para ello, creaban objetos materiales que sirvieran como guardianes del dormir o como puentes de comunicación espiritual para acceder a la ensoñación. El comúnmente conocido como “Atrapasueños” es un ejemplo de esto, ya que es una especie de tejido en forma de red con una cuenta cerámica insertada en el centro, donde se supone se quedarían atrapados los malos sueños o pesadillas.

Y tú te preguntarás, ¿por qué es tan importante conectarnos con nuestro lado inconsciente al dormir? Te lo explico. Los sueños permiten revelar aspectos ocultos de nuestro inconsciente y los presenta en forma de imágenes, metáforas, etc. Por esta razón, muchas veces sentimos que nuestros sueños son incomprensibles, aislados, incluso sin sentido. Pero la verdad es que muchos estudiosos del tema proponen que éstos ponen de manifiesto aspectos luminosos y sombríos de nuestra personalidad (temores, esperanzas, deseos o frustraciones) que, aunque no siempre son gratos conocer, nos permiten remover o sanar esos aspectos de nuestra vida cotidiana que requieren de nuestra intervención analizando nuestra mente, y comportamientos.

Incluso son aspectos que muchas veces nuestro lado consciente anula o bloquea, pero que se liberan, ya que en los sueños nuestro inconsciente tiene rienda suelta para la imaginación, los pensamientos, la creatividad, etc. Así que cuando hurgamos en nuestros sueños y les prestamos atención, estamos viajando hacia nosotros mismos para conocernos mejor y sanar esas heridas ocultas del alma. Solo así es posible reordenar nuestras ideas, emociones y pensamientos para darle un nuevo sentido a nuestra vida.