Xalapa | 2024-12-16
Durante el 2024, Xalapa enfrentó una ola de robos que tuvo como principales víctimas a las tiendas de conveniencia y farmacias. Negocios como Oxxo, X24, Fasti y cadenas de farmacias, especialmente Similares, se convirtieron en blancos constantes para la delincuencia común.
Los asaltantes, aprovechando la escasa vigilancia en colonias como Higueras, Las Trancas y zonas céntricas como Ruiz Cortines y avenida 20 de Noviembre, avenida Murillo Vidal, avenida Revolución, Chedraui Caram, colonia Higueras, 20 de Agosto, Atenas Veracruzana, entre otras, lograron llevarse miles de pesos en efectivo y mercancía.
Estos actos no solo dejaron pérdidas económicas para los comerciantes, sino que en algunos casos resultaron en agresiones físicas a empleados que intentaron resistirse. El problema ha generado un clima de incertidumbre tanto para los dueños de los negocios como para los trabajadores, quienes enfrentan el riesgo diario de ser víctimas de la violencia.
Las características de estos negocios los convierten en objetivos fáciles: operan en horarios extendidos, manejan dinero en efectivo y muchas veces cuentan con medidas de seguridad mínimas. Los robos ocurren a cualquier hora, pero los asaltantes parecen a cualquier hora del día o noche en los momentos de menor afluencia de clientes.
Además, las farmacias se han convertido en un blanco secundario pero constante, ocupando el segundo lugar en incidentes reportados. A inicios de esta semana, un Oxxo y una farmacia ubicados en la colonia Constituyentes fueron asaltados casi simultáneamente, y los responsables escaparon en motocicleta, perdiéndose entre las calles del lugar.
Aunque en ciertos casos la policía ha logrado detener a los responsables, muchos recuperan su libertad rápidamente, ya sea porque reparan el daño o porque las víctimas deciden no continuar con el proceso legal debido a la burocracia o al tiempo perdido en las diligencias.
Los constantes robos reflejan una situación alarmante en la capital veracruzana: la debilidad del sistema de justicia y la falta de una estrategia efectiva para combatir la delincuencia común. Mientras las autoridades no refuercen las medidas de prevención y disuasión, los comerciantes seguirán enfrentando pérdidas y la población, un creciente temor.