Xalapa | 2025-01-19
Un hombre en estado de ebriedad, identificado como Teódulo Santos Bautista, de 45 años, causó un accidente la noche del sábado en el boulevard Guízar y Valencia, al ser arrollado por un auto a la altura de la Fiscalía del Estado, en Xalapa, fue auxiliado por paramédicos del agrupamiento Panteras de SSP y trasladado a un hospital.
Horas antes del accidente, el nombre de Teódulo Santos ya circulaba en las redes sociales. Varias personas alertaron sobre la presencia de un hombre tirado en la cuneta del boulevard, visiblemente ebrio y en una condición peligrosa.
Los comentarios no tardaron en indicar que la vida del hombre corría un grave peligro, pues además de estar tirado sobre la vía pública, el tráfico de vehículos era constante y el riesgo de ser atropellado parecía inminente.
Lo que parecía una advertencia a tiempo, terminó en un trágico suceso. Alrededor de una hora después, se reportó que Santos fue atropellado por un automóvil color negro. El impacto fue tan fuerte que el parabrisas del vehículo quedó destruido, mientras que Santos quedó gravemente herido sobre el arroyo vehicular.
En medio del caos, el conductor del vehículo implicado en el atropellamiento se detuvo inmediatamente y solicito los servicios de ambulancia.
Minutos después, llegaron paramédicos del grupo Panteras de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) quienes, tras estabilizar al hombre, lo trasladaron de urgencia a un hospital cercano para su atención médica. Afortunadamente, aunque su estado era grave, la intervención rápida de los servicios de emergencia evitó que la tragedia fuera aún mayor.
El caso deja en evidencia una peligrosa mezcla de irresponsabilidad. Por un lado, la imprudencia del hombre ebrio que se encontraba en la cuneta sin precaución alguna, y por otro, la falta de visibilidad para los conductores, que a menudo se enfrentan a situaciones inesperadas en vías de alto tránsito como el boulevard Guízar y Valencia.
Más allá de la condena a la irresponsabilidad de los involucrados, queda una pregunta sin respuesta: ¿Quién tiene la mayor responsabilidad en estos incidentes, el ciudadano que decide arriesgar su vida en la vía pública, o el conductor que, a pesar de las circunstancias, se ve obligado a tomar decisiones de vida o muerte en fracciones de segundo?