Reino Unido | 2023-05-20
El problema de la manipulación de fotografías en las redes sociales ha sido durante mucho tiempo una preocupación para muchos, pero ahora que la tecnología se extiende cada vez más a los videos, ¿deberían intervenir las autoridades?
Krystle Berger insiste en que, cuando publica fotos y videos en Instagram, TikTok y Facebook, "no estoy cambiando drásticamente mis características".
"Realmente me estoy dando el maquillaje y la iluminación perfectos digitalmente", dice ella.
Berger, una joven madre del estado estadounidense de Indiana, paga la suscripción de una aplicación llamada FaceTune que se ha descargado más de 200 millones de veces en todo el mundo. La app permite a los usuarios realizar cambios sutiles en su apariencia facial, como alisar las arrugas o, alternativamente, transformar por completo su apariencia.
Por ejemplo, pueden estrechar la cara, cambiar la forma y el tamaño de los ojos o hacerse una cirugía de nariz digital.
FaceTune, que originalmente solo podía trabajar con fotos, lanzó hace dos años una versión para videos cortos de selfies que, desde entonces, se ha vuelto cada vez más efectiva.
Mientras tanto, Perfect365, otra aplicación popular que permite a los usuarios modificar sus fotos en las redes sociales, lanzará su versión de video a finales de este año.
Pero durante mucho tiempo se ha argumentado que tales herramientas no son saludables, ya que promueven una visión poco realista de la belleza, que puede ser peligrosa, particularmente para los niños y adultos jóvenes impresionables.
Si bien nadie pide que a los anunciantes se prohíba la tecnología, ha habido cada vez más llamados para obligar a influencers, personas a las que a menudo se les paga para promocionar productos de una manera más informal en las redes sociales, a admitir cuando han alterado su imagen física.
Noruega introdujo una ley en 2021 que requiere que tanto anunciantes como influencers en redes sociales indiquen si una fotografía ha sido retocada. Francia ahora va un paso más allá y está en proceso de exigir el mismo requisito, tanto para fotos como para videos.
Mientras tanto, Reino Unido ahora está analizando el mismo problema, ya que el proyecto de ley de seguridad en línea del gobierno continúa abriéndose camino en el Parlamento. Sin embargo, queda por ver si la ley se centrará solo en los anunciantes en las redes sociales o también en los influencers.
Un portavoz del nuevo Departamento de Ciencia, Innovación y Tecnología dijo: "El gobierno (británico) reconoce la amenaza que puede representar el contenido manipulado digitalmente y se toma el problema muy en serio".
El parlamentario conservador Luke Evans ha hecho campaña durante mucho tiempo para que tanto anunciantes como influyentes admitan cuando han alterado una imagen en las redes sociales.
Él quiere ver que la nueva ley "contenga una regulación a prueba de futuro", por lo que también requiere el mismo requisito para videos alterados y cualquier otro desarrollo tecnológico.
La respuesta de Farbman es que si bien "esta conversación siempre estuvo ahí... con el tiempo, la aceptación de estas herramientas simplemente crece".
Agrega que es un tema de libertad de expresión: "Siempre me resulta un poco extraño que una empresa decida limitar la libertad expresiva de sus usuarios, debido a sensibilidades estéticas o éticas".
El psicólogo Stuart Duff, socio de la práctica británica Pearn Kandola, dice que algunos influencers en las redes sociales siempre se verán tentados a usar trucos para mejorar su apariencia en línea, porque ser atractivo vende.
"Cuando se nos pregunta qué es lo más importante, conscientemente minimizamos la importancia de la apariencia física y hablamos de cualidades como la inteligencia, los valores y la personalidad, pero la investigación psicológica revela constantemente una fuerte relación positiva entre el atractivo de una persona y su capacidad para vendernos".
La doctora Shira Brown, médica de urgencias del Hospital South Niagara, en Ontario, Canadá, cree que "las percepciones distorsionadas de la imagen corporal" parecen estar "exacerbadas por las prácticas comunes de las redes sociales".
"En nuestros departamentos vemos a diario las consecuencias urgentes de las redes sociales para la salud mental, como ansiedad, pensamientos suicidas y depresión", agrega.