Xalapa | 2024-10-19
Cada año, del 27 de octubre al 2 de noviembre, el cempasúchil inunda México con su color amarillo anaranjado, marcando la llegada del Día de Muertos.
Esta flor, originaria de México y utilizada desde tiempos prehispánicos, es esencial en los altares, ya que sus pétalos forman un camino que guía a las almas de los difuntos de vuelta al mundo de los vivos. Su brillante color y fuerte aroma simbolizan la vida y la muerte, reafirmando el ciclo eterno entre ambos.
El cempasúchil, también llamado "flor de muerto", no solo embellece los altares de Día de Muertos. Sus pétalos, al ser colocados en los altares y caminos hacia estos, ayudan a los espíritus a encontrar su camino. Según la tradición, el color de la flor, que se asocia con el sol, ilumina la ruta espiritual, mientras que su fragancia atrae a los difuntos hacia las ofrendas preparadas por sus seres queridos.
Además, el cempasúchil tiene un aroma especial debido a sus aceites esenciales, lo que lo convierte en un elemento único de las festividades. Este olor no solo perfuma el ambiente, sino que, según la creencia popular, actúa como un "imán" que atrae a los espíritus junto con los aromas de los alimentos en las ofrendas, el cempasúchil refuerza la conexión entre los vivos y los muertos, uniendo mundos en esta celebración ancestral.
Aunque se asocia principalmente con el Día de Muertos, el cempasúchil tiene otros usos en la cultura y la industria. En la actualidad, es aprovechado para la extracción de aceites esenciales utilizados en la fabricación de agroquímicos y como pigmento en la industria avícola, donde su color ayuda a intensificar el tono amarillo de la carne y las yemas de huevo.
A pesar de ser una flor nativa de México, China es el principal productor mundial de cempasúchil, cultivándolo para estos fines industriales.
El papel del cempasúchil en la cultura mexicana va más allá de su función decorativa. Esta flor encarna una rica historia que une la vida, la muerte y la naturaleza. En cada altar, su presencia es un recordatorio de la importancia de honrar a los difuntos, y su versatilidad en otros usos demuestra que sigue siendo un elemento fundamental en la vida cotidiana.