México | 2025-02-03
Como primer golpe, el gobierno de Donald Trump impuso 25% de aranceles a las exportaciones mexicanas. Esa medida fue una consecuencia. Lo devastador es la causa que la fundamenta: "la alianza intolerable de los cárteles con el gobierno Mexicano".
Pero viene el segundo golpe: la declaración hoy lunes de los cárteles como organizaciones terroristas.
El sábado, el ejército de Estados Unidos atacó Somalia para combatir a ISIS: precisamente, una organización terrorista.
El gobierno estará atrapado, entonces, en esa pinza. La presión económica que será brutal y el cerco político que lo sujetará.
Las consecuencias económicas de las relaciones políticas con el crimen organizado serán muy duras. Devaluación (Standard and Poors señala de unos 2 pesos), recesión, aumento del costo financiero de la deuda, y afectación directa a un sector que exporta el 35% del PIB y ocupa a unos 14 millones de personas.
Pero la relación con el narcotráfico, quizá asociación, es el elefante en la sala en la casa del gobierno.
Con ello, la nueva burocracia tiene un problema enorme. Ya no hay pasado. Tras 6 años de colusión, la sobada técnica de culpar al prianismo no tiene sentido. Algo se pudo haber hecho y no se hizo.
Hay dos vías para enfrentar el problema. El primero es envolverse en la retórica patriotera para seguir hablando a su base. Funcionará un tiempo y temo es lo que se hará.
La segunda es aprovechar la crisis para romper los lazos con su antecesor, fundar un nuevo liderazgo y limpiar la casa.
El hecho de que Estados Unidos tenga a las dos cabezas del Cártel Sinaloa en sus manos, además de la más sofisticada comunidad de inteligencia abre un tsunami de relaciones peligrosas de la nueva burocracia con el crimen. De Bartlett a Rocha Moya, la lista es larga y demoledora.
Si hay una tercera parte del país tomada por el crimen es porque hay una densa red de protección, complicidad y asociación con ellos.
Las fortunas de cientos de personas vinculadas a la nueva nomenklatura son tan cínicas y groseras que no soportan el más elemental análisis. No será así: vendrá un escrutinio riguroso que dará un mapa preciso de las complicidades del régimen.
Los ríos de dinero que financiaron muchas campañas de Morena salen de ductos de huachicol, de millones de extorsiones, de las exportaciones de droga que no tuvieron impedimento.
Las mañaneras del sexenio que terminó —¿o no? — son hoy más que una memoria histórica: son una prueba confesional. Ahí están los dichos. Ahí están las fotos saludando a la mamá del Chapo. La negación simplona de la operación electoral territorial del narco en el 2021. Las reiteradas negaciones de que en México no se produce fentanilo, ¿y las toneladas que ha decomisado el actual gobierno?
Si la Presidenta quiere, este es el momento para dar golpes contundentes contra una maraña de podredumbre que amenaza al país y que tiene a las familias mexicanas como rehenes.
Su dicho el sábado es cierto: hay otra cara de la moneda que es la otra red de corrupción que permite la distribución de droga hasta la última calle de Estados Unidos.
Pero esa es harina de otro costal. El punching bag somos nosotros.
Tomar la ofensiva, siguiendo la conseja del duque de Aranda: cuando el sentimiento de rebelión es tan fuerte, no queda más solución que encabezarlo.
Así estamos.
Llegó el momento de cazar al elefante.
@fvazquezrig