México | 2025-03-03
Para nadie es un secreto que el exgobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, mantenía una mala relación con la mayoría de los alcaldes del sur de Veracruz.
Ejemplos de esto hay muchos. El ingeniero, ahora en Cenagas, llegaba a Coatzacoalcos casi a escondidas.
A veces aparecía en el Itesco, que era su refugio natural en sus visitas a la ciudad, pero rara vez había una agenda que marcara previamente su presencia.
Ahí acudía a eventos de escasa trascendencia o, incluso, a pesar de su limitada capacidad discursiva y estilo cantinflesco, se atrevía a dar cátedra a los imberbes estudiantes que estaban en todo, menos en escucharlo o ponerle atención.
En otras ocasiones, se detenía en el malecón, como queriendo darse "baños de pueblo", marcando su presencia, cuando en términos de obra pública, el sur no existió para el gobierno de Cuitláhuac.
Quizá su mala relación con los alcaldes del sur se notó más con el de Coatzacoalcos, Amado Cruz Malpica. Desde Xalapa, públicamente se enviaban recomendaciones, especialmente en temas de seguridad, tratando de hacer ver mal al actual edil.
La llegada de Rocío Nahle García a la gubernatura de Veracruz marca un cambio en la forma de administrar el poder en el estado, especialmente en la zona sur.
A diferencia de su antecesor, Cuitláhuac García Jiménez, cuya gestión se caracterizó por el hermetismo y una distancia evidente con los ediles, Nahle ha adoptado una estrategia de cercanía y comunicación directa con los actores locales.
Este viraje político no es fortuito; responde a una necesidad pragmática y a una visión de consolidación territorial en una región clave para su proyecto de gobierno.
Uno de los ejemplos más notorios de este cambio es la relación que mantiene con Amado Cruz Malpica, alcalde de Coatzacoalcos.
A diferencia de la dinámica que se tenía con el gobierno estatal anterior, el edil sureño ahora cuenta con una línea de comunicación fluida con la oficina de la gobernadora.
Esto ha permitido un manejo más coordinado de temas de responsabilidad estatal, optimizando la gestión de recursos y la atención a problemáticas locales.
El cambio de estilo también es evidente en la presencia mediática de Nahle en el sur de Veracruz.
Mientras Cuitláhuac García solía mantenerse alejado de los reflectores en situaciones críticas, la nueva gobernadora ha optado por enfrentar directamente las circunstancias, enviando mensajes de respaldo o tomando acciones inmediatas.
Su presencia en Coatzacoalcos, uno de los municipios más grandes del estado y un bastión político clave, responde no solo a su interés por fortalecer su imagen de liderazgo, sino también a su visión estratégica de desarrollo regional.
Esta estrategia de proximidad tiene varias implicaciones. En primer lugar, refuerza su autoridad y la percepción de que es una gobernadora activa y atenta a las necesidades de las comunidades.
En segundo lugar, le permite construir una red política que podría ser fundamental para la continuidad de su proyecto en el estado.
Finalmente, la diferencia de estilos entre su administración y la de su predecesor genera una narrativa de renovación, algo crucial para consolidar su liderazgo dentro del movimiento al que pertenece.
Sin embargo, también hay desafíos en esta nueva ruta.
La comunicación directa con los ediles sureños implica un mayor compromiso en la resolución de problemas locales, lo que podría traducirse en mayores expectativas y presión política.
Además, el acercamiento con ciertos actores políticos puede generar fricciones con otros grupos dentro del propio gobierno estatal y federal, así como con opositores que podrían ver en esta estrategia un intento de concentración de poder en determinadas zonas.
En el mediano y largo plazo, el éxito de esta estrategia dependerá de su capacidad para traducir esta cercanía en resultados concretos. Si Rocío Nahle logra materializar obras, inversiones y mejoras en la calidad de vida en el sur de Veracruz, consolidará su liderazgo no solo como gobernadora, sino como una figura de peso dentro del panorama político nacional.
Lo cierto es que el sur de Veracruz se ha convertido en un termómetro clave para medir la eficacia del nuevo gobierno estatal.
La política de Nahle está marcando una diferencia en la forma de gobernar, pero el verdadero desafío será demostrar que esta cercanía no es solo un cambio de forma, sino también de fondo.
En un estado con retos tan complejos como Veracruz, la gestión del poder no solo se mide por la presencia, sino por los resultados.
Por cierto, está previsto, si no hay cambios de última hora, que la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, llegue hoy a Coatzacoalcos.
La exsecretaria de Energía estará en una Mesa para la Construcción de la Paz a las 9:30 a.m. en la sala de Cabildo del Ayuntamiento y poco después en el arranque del programa de canje de armas.
Ya hablaremos del tema de seguridad, que forma parte de la agenda principal de Nahle en Coatzacoalcos y el sur de Veracruz. Por lo pronto, la rotación de policías estatales ha sido bien vista por varios sectores productivos.
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