Ciudad de México | 2024-11-13
Las enfermedades cardiovasculares han sido una fuerte causa de muerte tanto en hombres como en mujeres durante más de un siglo, a pesar de los avances en salud pública.
Tradicionalmente, se ha reconocido que factores como el colesterol alto, la hipertensión, la diabetes y el tabaquismo aumentan considerablemente el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas.
Sin embargo, los cardiólogos están comenzando a reevaluar el panorama, reconociendo un conjunto más amplio de riesgos que antes pasaban desapercibidos.
¿Qué factores afectan hoy al corazón? Un artículo de The New York Times reveló que durante décadas, los médicos han calculado el riesgo cardiovascular basándose principalmente en la presión arterial, los niveles de colesterol y el hábito de fumar.
Aunque estas métricas siguen siendo fundamentales, la disminución del tabaquismo y los avances en los tratamientos para el colesterol y la hipertensión han reducido significativamente las tasas de mortalidad por ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares en los últimos 50 años.
No obstante, esta tendencia de mejora en la salud cardíaca está siendo impactada por el creciente impacto de afecciones metabólicas como la obesidad y la diabetes, así como por el aumento de la insuficiencia cardíaca.
El doctor Michael Nanna, cardiólogo de la Facultad de Medicina de Yale, señaló que aunque los factores de riesgo principales no han cambiado drásticamente, ahora se entiende que hay muchos otros factores que desempeñan un papel clave en la salud cardiovascular.
Uno de los conceptos emergentes en la cardiología moderna es el "síndrome cardio-reno-metabólico", que abarca la interrelación entre enfermedades cardíacas, renales y metabólicas.
Este síndrome es resultado de una acumulación de tejido adiposo, especialmente en la zona abdominal, que puede conducir a inflamación crónica, resistencia a la insulina y, eventualmente, a diabetes, insuficiencia renal crónica y cardiopatías.
La Asociación Americana del Corazón (AHA) ha reconocido estos riesgos y ha actualizado su enfoque en la prevención de enfermedades cardíacas.
En 2023, presentó una nueva calculadora de riesgo, denominada PREVENT, diseñada para evaluar con mayor precisión los riesgos metabólicos y renales, además de los tradicionales ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Esta herramienta permite a los médicos obtener una visión más detallada de la salud de sus pacientes, considerando factores como el índice de masa corporal (IMC) y la tasa de filtración glomerular, que mide la salud renal.
Además de estas nuevas medidas, la calculadora PREVENT incluye indicadores como la hemoglobina A1C, que refleja el promedio de azúcar en la sangre en los últimos tres meses, y el cociente albúmina-creatinina en orina, que ofrece información sobre la función renal.
El cardiólogo Salim Virani, de la Universidad de Houston, señaló que muchos pacientes presentan varios factores de riesgo al mismo tiempo, como hipertensión y diabetes, lo que complica la predicción y el tratamiento del riesgo cardiovascular.
La mayoría de la gente no solo tiene hipertensión ni solo tiene diabetes, explicó, subrayando la necesidad de un enfoque integral para prevenir las enfermedades cardíacas.
Uno de los factores que está recibiendo cada vez más atención es la inflamación crónica. Investigaciones recientes sugieren que la inflamación puede jugar un papel importante en la formación de placas arteriales y en su ruptura, lo que podría desencadenar ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares.
El tabaquismo, además de dañar directamente las arterias, provoca una inflamación persistente en el cuerpo, lo que aumenta significativamente el riesgo cardiovascular.
El doctor Amgad Khan, quien dirigió el comité de la AHA que desarrolló la nueva calculadora de riesgos, enfatizó que fumar es como "un envejecimiento acelerado", ya que contribuye al deterioro de los vasos sanguíneos, independientemente de los niveles de colesterol o presión arterial de una persona.
Aunque las calculadoras de riesgo como PREVENT ayudan a los médicos a identificar a los pacientes en mayor peligro, la prevención sigue siendo la mejor estrategia. Adoptar un estilo de vida saludable, que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular y dejar de fumar, puede reducir drásticamente el riesgo de enfermedades cardíacas.
Además, el tratamiento con medicamentos, como las estatinas o los antihipertensivos, sigue siendo esencial para muchos pacientes.
La lucha contra las enfermedades del corazón exige una mirada más amplia que incluya no solo los factores clásicos como el colesterol y la presión arterial, sino también los riesgos metabólicos, la inflamación y la salud renal.
Los expertos coinciden en que, para reducir el impacto de las enfermedades cardíacas, se necesita un enfoque preventivo más inclusivo y personalizado.