Ciudad de México | 2025-02-12
El auge de la Inteligencia Artificial (IA) ha revolucionado industrias y mejorado procesos, pero su impacto ambiental, especialmente en el consumo de agua, comienza a generar preocupación.
Según estudios recientes, se estima que para 2027, la demanda global de agua asociada a la IA podría superar el consumo anual de países como Dinamarca, lo que plantea serios desafíos ahora que el agua potable es cada vez más escasa.
Estos centros no solo requieren grandes cantidades de energía, sino que también dependen del agua para sistemas de refrigeración, que evitan el sobrecalentamiento de los servidores.
Esta cantidad equivale a lo necesario para producir cientos de automóviles o llenar varias piscinas olímpicas. Y esto no incluye el agua indirecta utilizada en la generación de electricidad, lo que aumentaría aún más la huella hídrica.
De acuerdo con la OCDE, se proyecta que para 2027, la demanda global de agua de la IA podría alcanzar entre 4,200 y 6,600 millones de metros cúbicos, superando el consumo anual de países como Dinamarca o la mitad del consumo del Reino Unido.
El volumen incluye tanto el agua utilizada directamente en los centros de datos como la empleada en la generación de electricidad.
El problema se agrava porque el agua utilizada en estos centros es, en su mayoría, agua dulce y potable, un recurso cada vez más escaso en muchas regiones del mundo. Además, el rápido crecimiento de la IA podría acelerar este consumo si no se implementan medidas de eficiencia.
Aunque el consumo de agua de la IA es significativo, es menor en comparación con sectores como la agricultura o la industria textil. Sin embargo, la velocidad a la que está creciendo este consumo es alarmante.
Si no se toman medidas, la huella hídrica de la IA podría aumentar exponencialmente, socavando los beneficios ambientales que esta tecnología promete, como la optimización de recursos y la reducción de emisiones de carbono.
Es urgente que gobiernos y empresas implementen estrategias para reducir el consumo de agua en los centros de datos. Esto incluye mejorar la eficiencia energética, utilizar sistemas de refrigeración más sostenibles y promover el uso de energías renovables.
La IA tiene el potencial de transformar nuestras sociedades, pero su impacto ambiental no puede ser ignorado, advierten expertos.