
Jorge Cuesta, el 'alquimista' y poeta veracruzano que se desvaneció en el abismo
Desde su nacimiento en Córdoba, Veracruz, el 21 de septiembre de 1903, Cuesta se erigió como alquimista de las letras

Desde su nacimiento en Córdoba, Veracruz, un 21 de septiembre de 1903, hasta su trágica muerte, el escritor Jorge Cuesta se erigió como un alquimista de las letras y las moléculas, un hombre cuya mente ardía con la pasión del conocimiento y la expresión.
Para algunos críticos, su poesía es un reflejo directo de su angustia interior, una ventana a la tormenta que rugía en su alma.
Jorge Cuesta Porte Petit, el hombre cuya razón lo devoró, dejó un legado que trasciende su trágico final: más allá del estigma de la enfermedad mental y el suicidio, su obra destaca por inteligencia despiadada.
Sus años de juventud lo llevaron de la música al laboratorio. Los elementos químicos se convirtieron en su paleta de experimentación.
A los 18 años se trasladó a la Ciudad de México para estudiar violín en el Conservatorio Nacional de Música, empresa que abandonó para estudiar en la Escuela Nacional de Ciencias Químicas y Farmacia, de donde se graduó en 1925.
Sin embargo, fue en la literatura donde encontró su verdadera vocación. La Ciudad de México, cuna de artistas y rebeldes, fue el crisol donde su genio se forjó entre las conversaciones con Xavier Villaurrutia, Jaime Torres Bodet, Gilberto Owen y Salvador Novo, compañeros de Los Contemporáneos.
El encuentro con Guadalupe Marín, futura esposa, marcó un punto de inflexión en su vida. Europa, tierra de vanguardia y creatividad desbordante, le abrió las puertas a amistades con luminarias como André Breton, Samuel Ramos y Agustín Lazo.
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En 1938 volvió a dedicarse a la química, trabajando como jefe de departamento en un laboratorio dedicado a la industria de alcoholes y azúcares.
Paranoias y psicosis comenzaron a aquejarlo, lo que lo obligó a visitar a un psiquiatra.
De acuerdo con el médico, sus males se debían a una homosexualidad reprimida, pero Jorge Cuesta concluyó que eran “las sustancias enzimáticas que he estado ingiriendo”.
Para Cuesta, la homosexualidad no era de importancia moral, pero pensaba que no podía existir algo dentro de sí que estuviera reprimido y por ello escapase de su inteligencia.
CRISIS MENTAL Y SUICIDIO
En 1942 intentó amputarse los genitales con un cuchillo y fue recluido en un sanatorio.
El 13 de agosto, durante un descuido del personal, Jorge Cuesta se ahorcó con una de sus sábanas.
Como todo gran artista, Cuesta no escapó de los demonios que persiguen a las mentes brillantes.
El Canto a un dios mineral, su obra más celebrada, revela una mente inquieta y perseguida por la autodestrucción.
Su poesía, marcada por un deseo incontrolable de conocimiento y un cuestionamiento implacable de su propia existencia, lo llevó al borde del abismo.
Su obra, como su vida, destila la tragedia que lo consagra como un poeta maldito, un genio atormentado.
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