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Padre prematuro no se rinde en medio de la pandemia

Padre prematuro no se rinde en medio de la pandemia
Toñin trabaja de los que sea con tal de seguir llevando pañales y leche a su hijo

Cuando José Antonio Rodríguez González cursaba segundo de secundaria, una fuerte infección de la garganta pasó a afectarlo en la boca, lugar donde presentaba llagas sensibilizándole a la vez sus dientes, esto lo enfermó y tuvo que dejar de estudiar para curarse, fue así como a los 13 años perdió el año escolar y para no estar sin quehacer, se puso a trabajar para ayudar a su madre, quien lo mantenía siendo el más pequeño de 3 hijos, ya separada del padre de ellos y con los hijos mayores haciendo su vida aparte.

 

Toñito como le llaman sus vecinos, se dedicó durante 3 años a la albañilería al lado de su padre y amigos de éste, fue aprendiendo algo de electricidad y fontanería; dice que había mucho trabajo incluso antes de la pandemia.

Durante ese tiempo se hizo novio de una vecina suya con la que jugaba desde más niño, pero un día, él y ella decidieron tener un hijo.

 

Difícil paternidad

 

Fue así como a los 16 años de edad él se convirtió en padre hace 3 meses y su novia en madre a los 18 años. Lo que él no tenía previsto cuando engendró a su pequeño es que una pandemia viniera a dificultarle más la vida.

“Antes de la pandemia tenía bastante trabajo, pero con lo de esta enfermedad todo se fue abajo, todos se cancelaron, todo se me fue abajo, los trabajos que tenía todos dejaron de operar. A veces eran trabajos grandes de construcción donde tenía yo que cargar bloques y a veces eran instalaciones completas de electricidad”.

 

Con ayuda del padre de su mujer, su hijo fue asistido en una institución médica del gobierno pero no del sector popular, sobrevive gracias a que su madre lo apoya, pues ella vive con ellos y hoy, busca y hace trabajos pequeños como pintar, repellar, levantar pequeñas construcciones, lavar tinacos y demás; sobre todo en el fraccionamiento donde vive al norte de la ciudad.

 

Al pie del cañón

 

Toño, a pesar de su corta edad, ha madurado en responsabilidad, a diferencia de muchos otros, no huyó, no se va con los amigos y prácticamente todo su día gira en conseguir el pan, los pañales y la leche para llevar a su familia. La crisis de la pandemia no lo vota al suelo por cruda que sea.

 

Trabaja bajo el sol y con el calor, le busca por donde sea de manera honrada, “Aunque no hay mucho trabajo, yo me sigo desempeñando en eso porque es una responsabilidad que yo tomé y la voy a afirmar como es. Cuando nació el niño me desesperé un poco porque no había trabajo, tenía un poco de dinero guardado y eso me ayudó pero si hubo un tiempo en que me desesperé, pero tomé medidas”.

 

Su padre no lo apoyo debido a que padece alcoholismo y el padre de su mujer tampoco debido a que no lo acepta como yerno. “Hoy el trabajo no va como debe de ser, no me va ni tan bien ni tan mal, me va regular apenas para sacar lo de la comida, lo de las cosas del niño, para mantenerme estable, no me alcanza para comprar lo básico que es la despensa o para alguna enfermedad del niño”.

 

Toñín asegura que no va mejorando la situación en la ciudad, pero a diferencia de la cuarentena, hoy tiene un poco más de trabajo. Antonio tiene el plan de que en corto plazo regrese a clases en sistema abierto para concluir la secundaria.


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