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Angelito, ejemplo de tenacidad

“No se le cierra el mundo, sigo chambeando para llevar comida a mi papá”.

Angelito, ejemplo de tenacidad

Normalmente, es en los gimnasios donde se supone se encuentran los hombres más fuertes, al menos físicamente. En la calle de Carlos Cruz entre Jiménez y Pino Suárez, junto a una cortina metálica de lo que fue una joyería, no hay un gimnasio, pero ahí, en la casa número 564, hay uno de los varones más fuertes que este rotativo ha conocido.

 

De ese domicilio sale todos los días a las 8 de la mañana Ángel Francisco Fernández Rodríguez, un joven de 21 años que nació con un retraso psicomotor en su columna, debido a que nació prematuramente.

 

Desde la banqueta de su casa, Angelito espera a que conocidos, vecinos y desconocidos pasen y le den un “empujón” en su silla de ruedas hasta donde el buen samaritano quiera, así, de “empujón” en “empujón” inicia su travesía diaria en la cual tiene que recorrer 6 manzanas, 8 esquinas y 1 avenida para llegar a la calle de Hidalgo casi esquina Francisco Canal.

 

“Son varias las personas que me traen, a veces mucha gente no me quiere traer porque no tiene corazón, y hay gente de buen corazón, yo creo que unas 5 o 6 personas son las que me ayudan a llegar aquí y ya de regreso me lleva un señor que cuida carros”, dice Ángel.

 

Su venta

 

Aunque él sale temprano de su casa, a veces llega al punto de venta pasada las 13 horas, porque depende de quién le quiera o no ayudar.

 

Instalado ahí después de haberse “bebido” el sol jarocho, al pie de una reconocida dulcería vende bolsas de plástico a $5, además de que informa a automovilistas sobre cómo usar el parquímetro y en ocasiones funge incluso como cuidador de autos.

 

“A mí no se me cierra el mundo, yo sigo chambeando para llevarle el sustento a mi papá, pañales, toallitas, comida, de todo, medicinas para la presión”, asegura Ángel Francisco que no puede usar al cien por ciento sus manos debido a las malformaciones de sus dedos, tendones y músculos.

 

Todos los días va a su casa alrededor de las 3 de la tarde a dejarle la comida a su padre de la misma forma, si tuvo buena venta, ya no regresa al punto, pero sino, vuelve a pasar la misma travesía. Un primo suyo tiene una fonda que le regala la comida.

 

Normalmente invierte en dos paquetes de bolsas de plástico, cada uno le cuesta $40, en promedio saca al día $150, si bien le va, logra hasta $300.

 

Su padre

 

Hermelindo Fernández Hernández es el nombre de su padre, quien tiene más de 60 años. El señor trabajaba como cargador en el campo pero no usaba faja, además cargaba a Ángel a cada rato para llevarlo al hospital o a otros lugares, cuando aún vivía la madre de Ángel.

 

Después de quedarse sin trabajo y viudo, don Hermelindo vendía revistas, cuentos y cuadernillos infantiles para colorear a un lado de la dulcería donde hoy su hijo se gana la vida, hasta allá cargaba a su hijo, lo llevaba al baño y a comer, su amor por el chavo era tan grande que nunca se fijó que hernias cervicales y en la cadera se le estaban generando.

 

Hace poco lo operaron de las cervicales, ahora espera postrado en cama su recuperación y el ser operado de las hernias de la cadera, mientras los papeles se invirtieron, Ángel es el que ahora busca el sustento de los dos. A su padre lo ve un tío que es doctor, ninguno de los dos están asegurados.

 

El padre de Ángel va para dos años en cama, por lo mismo usa pañal al igual que su hijo, ninguno de los dos se puede poner de pie y por ello hay quienes les echan la mano.

 

No cesa su lucha

 

Durante la cuarentena no usó cubreboca porque la gente no le entiende con él puesto, asegura que se vitamina y que todo se lo deja a Dios, si él quiere cuidarlo adelante, sino, no hay problema.

 

“Normalmente yo me voy a las 5 (pm) y a veces me voy más tarde para sacar más dinero, normalmente llego a las 8 de la mañana, hoy llegué tarde porque no tenía nadie que me ayudara a salir (…) gasto en pañales, compro toallitas, compro comida”.

 

El dueño de “La Josefina” le permite ponerse en la banqueta del negocio, todos ahí lo estiman, empacadores y comerciantes. Los domingos descansa, si llueve se espera a que pase. En norte y frío sale a vender.

 

El joven cumple años el 22 de febrero, le gustaría de regalo una tele de plasma para él porque la que tiene es para su papá. El hogar de los dos es extremadamente humilde, tienen un perro, muchas carencias y necesidades como la limpieza del lugar donde viven.

 

Sin duda alguna, Ángel, carga un pero muy grande en sus hombros, pero, su fortaleza y su fuerza le permiten mantener esos dos grandes pesos.


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