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Ancianita cuida de su nieto discapacitado en condiciones deplorables

Ancianita cuida de su nieto discapacitado en condiciones deplorables

Un techo improvisado sobre un chiquero cubre una cama colocada sobre el piso de tierra, una parrilla con dos hornillas, una mesita pequeña y un bulto de ropa. Cobijados en ella viven doña Leonor López y su bisnieto.

Sin paredes, sin comida, sin atención médica, la mujer de 90 años se encarga de los cuidados de Pedro Miguel, que padece una enfermedad mental y trastorno del habla.

El 5 de octubre las autoridades municipales de Veracruz fueron a Las Granjas, una colonia al norte de la ciudad de Veracruz, y le entregaron apoyos con la promesa de construirle su casa.

El miércoles 6 de octubre, cuando despertó, la ayuda que le dieron para que subsistiera ya no estaba, se la habían robado.

Ante los hechos, personal del DIF municipal de Veracruz acudió para llevarla a un albergue para que reciba atención médica, alimentación y aseo en lo que construyen su vivienda.

Sin embargo, ella no quiere abandonar el lugar en el que habita desde hace tres años, donde se resguarda de los nortes y las lluvias, y donde la falta de paredes no le ha impedido salir adelante.

Hace meses que no puede trabajar. Tenía una carretilla donde se transportaba para recolectar cartón y plástico que posteriormente vendía. Así mantenía a Pedro Miguel; pero el burrito que jalaba la carreta murió y con él la forma de trabajo de esta familia.

Antes de llegar a Las Granjas y vivir al fondo de un camino improvisado de terracería, junto al Río Medio, que a esa altura es un canal de aguas negras que se sale cuando llueve, vivían en la Villa Rica.

Ahí le cuidaban la casa a un señor. Sin embargo, este vendió y ayudó a doña Leonor con dinero. De esta forma pudo comprar el terrenito donde vive actualmente; de donde no sale por miedo a que se lo invadan.

A Pedro Miguel lo cuida desde bebé. Su papá hizo como el gallo -dice con los ojos llorosos-, y su mamá (la nieta de Leonor) se fue a la Ciudad de México con la promesa de enviar dinero para que su hija tuviera una mejor vida. No volvieron a saber de ella.

Los últimos meses Leonor y Pedro no tienen con qué comprar comida. Algunos vecinos los ayudan y también salen a pedir ayuda a las calles.

El DIF insiste en mantenerla resguardada, ella se niega.


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