El Refugio Cihuatlahtolli, que ha dado atención por más de 15 años a mujeres que víctimas de violencia, presenta una incapacidad económica por la pandemia de COVID-19 y por quedar fuera del presupuesto, está a un paso de cerrar sus puertas.
A la fecha se han acercado seis mujeres a pedir ayuda; huyen de los golpes propinados por sus parejas y que ponen en riesgo sus vidas y solicitan quedarse en este lugar, pero ante la incapacidad económica se les ha negado el apoyo, así lo confirmó la directora de dicho colectivo, Maricruz Jaimes García.
Afirmó que la emergencia sanitaria ha recrudecido aún más la difícil situación que vive el recinto; “lo más probable es que tengamos que cerrar como refugio y no seguir trabajando ante la falta de recursos. Hemos estado haciendo grandes esfuerzos para sostenerlo porque tenemos mujeres refugiadas; la pandemia nos agarró con tres refugiadas y consideramos que lo mejor es que ellas permanecieran hasta que se levantara el confinamiento y posteriormente pudieran seguir su vida y trabajar".
Recordó que la estancia promedio para casa mujeres y sus hijos es de tres meses como mínimo, aunque los procesos jurídicos tardan más y en apoyo a ello es que ellas permanecen el tiempo que sea necesario, inclusive hasta llegar a su término, pues se procura su seguridad y con ello reducir el riesgo de que las estadísticas de feminicidio aumenten.
Jaimes García afirmó que una vez que culmine el confinamiento y se entre a la nueva normalidad las mujeres y sus hijos deberán comenzar su nuevo proyecto de vida, ya que no estarán en posibilidad de aceptar a más personas que enfrenten esta situación.
"Lo más grave es que en lo que va de este mes nos han llamado en seis ocasiones preguntando que si estamos trabajando, que si podíamos recibir refugiadas. Les hemos dicho que no porque nosotros tenemos otras personas y porque no vamos a poder ya sostener el lugar, entonces nosotros pensamos que no nos va a ser posible", dijo.
La directora del colectivo reconoció desconocer cómo opera el refugio estatal, pero es una realidad que ha sido significativa la cantidad de mujeres que con sus hijos han estado acudiendo por meses mientras a sus casos se les da el seguimiento correspondiente.