La despersonalización en tiempos de la inmediatez

El día en que la tecnología nos recordó que no sólo somos dependientes, sino seres humanos incapaces de establecer vínculos, ya llegó, fue este 4 de octubre con la ‘caída’ de What’s App, Facebook, Instagram y hasta arrasó con Telegram; estas aplicaciones y redes sociales nos recordaron que de sociales no tenemos nada.

Yo me encontraba escribiendo mis notas, pero minutos antes de las 10:00 horas del lunes me percaté de la falla en What’s App al entrar al Telegram a ver las actualizaciones de noticias en los medios a los que estoy suscrito, pues ocupo esta aplicación con fines de trabajo.

Después, al leer me percaté que la falla no sólo era en la aplicación de mensajes, sino en plataformas como Facebook e Instagram; en primera instancia yo no me alarmé, pues en el trabajo ocupamos Telegram para estas situaciones y continué como si nada. 

Incluso recibí un mensaje de texto del área digital para informarnos que se reactivaba el grupo en Telegram para enviar información, pues hay días en que no siempre voy a la redacción y hago ‘Home Office’ luego de reportear.

¿A qué voy con esto? En mi caso ‘la caída’ de estas aplicaciones no me desesperó como a muchos, aunque en el momento en que Telegram colapsó por el masivo crecimiento de usuarios en unas horas, recordé lo programados que estamos como sociedad en tiempos de la inmediatez, me di cuenta cómo unas aplicaciones y herramientas me han despersonalizado al grado de no poder entablar una comunicación a través de llamadas.

Recordé cómo antes de Facebook, What’s App, Instagram y Telegram, los mensajes de texto y las llamadas telefónicas de cinco minutos nos hacían situarnos en nuestra realidad social, pues con los mensajes había que escribir en abreviaturas para ser concisos, mientras que con las llamadas si te excedías de ese tiempo habría que pagar por las consecuencias de ello en cada recibo de tu plan.

Esas aparentes restricciones nos hacían entablar comunicación con los demás, pues no había mensaje de texto ni llamada que fuera suficiente para poder expresarnos entre unos y otros, situación que cambió con el auge de las redes sociales y las ‘Apps’, que junto a ese mal de la inmediatez, no sólo están acabando con las formas tradicionales de informar que tienen los medios de comunicación, sino que están matando a ese ser social por excelencia que somos los humanos, unos más extrovertidos que otros.

Lo ocurrido el lunes da cuenta cómo en siete horas no sólo Mark Zuckerberg no sólo perdió 6 mil millones de dólares por la caída de sus aplicaciones y plataformas sociales, sino cómo hemos sido capaces de permitirnos ser unos autómatas, que actuamos por ‘default’ dando por hecho que What’s App, Telegram, Facebook, Twitter, Instagram, entre otras, puedan dictar nuestras relaciones sociales al grado de no ser capaces de entablar una conversación de frente y dejarla en manos de una pantalla, ya sea en nuestros teléfonos o en una computadora.

En mi guardia del lunes yo comentaba con mi jefa y compañeros, cómo es que esas siete horas nos hicieron reconocer que hemos sido despersonalizados por un aparato móvil y sus aplicaciones, de cómo nuestra vida gira en torno a eso.

Veía las actualizaciones de los medios sobre este tema y me impactaba cómo una joven estadunidense expresaba que todo su trabajo es a través de Instagram y durante esas siete horas no pudo hacer nada; me cuestioné cómo es que algo que sólo es ‘virtual’ puede impactar en nuestras formas de trabajar, de cómo hemos consagrado nuestra vida a unas aplicaciones.

Las plataformas, las redes sociales y las aplicaciones llegaron para quedarse, han sido de vital importancia en una situación sin precedentes como la pandemia de Coronavirus, que nos permite protegernos, pero que también nos aleja de algo que damos por sentado: de una amena conversación que nos permite una llamada telefónica.

No volvamos a despersonalizarnos de esa manera, no hay nada mejor que escuchar nuestras voces y no dejarlo todo en una pantalla que sólo muestra letras, y quizá mensajes de voz, siempre y cuando ‘no se caiga el sistema’.

Y les recuerdo ver ‘Teloneros’ todos los viernes a las 19:00 horas no sólo en el Facebook del Diario del Istmo, sino en el YouTube de Imagen del Golfo; el periodismo con cultura también es una forma de nutrirnos informativamente.

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