Eco-ansiedad

La Organización Mundial de la Salud considera que el cambio climático representa la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI.

Recientemente, han surgido una serie de enfermedades respiratorias, diferentes tipos de cáncer y otros problemas físicos relacionados con este problema. Pero, además, este fenómeno también puede producir una afección de la salud mental.

El cambio climático se está convirtiendo rápidamente en una carga para los sistemas de salud mundiales, no sólo por las lesiones físicas asociadas a los desastres ambientales, sino también por su costo psicológico.

La eco-ansiedad o ansiedad ecológica es un nuevo mal que afecta a muchos seres en el planeta. Su origen se encuentra en el creciente deterioro ambiental. Sus efectos se traducen en miedos y angustias insospechados.

La Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) definió a la eco-ansiedad como el miedo crónico al desastre ambiental. Se trata de una sensación generalizada de que los fundamentos ecológicos de la existencia están en proceso de colapso. La condición, puede manifestarse con episodios cotidianos de desesperación, angustia o aflicción emocional.

Según la Encuesta Nacional de Juventudes sobre Cambio Climático, La crisis climática provoca que el 95 por ciento de los jóvenes de México hayan experimentado sentimientos negativos, como ansiedad, ira y frustración; el 97 por ciento piensa que la crisis climática tiene un impacto importante en sus vidas y el 99 por ciento considera que el Gobierno no actúa para hacer frente a la crisis climática de acuerdo con su gravedad.

Aunque la ansiedad ecológica puede afectar a cualquiera, hay grupos de población más expuestos que otros. Se destaca que las mujeres suelen mostrar más preocupación y ansiedad respecto a los problemas medioambientales. Los niños y los adolescentes también son uno de los sectores más expuestos a este tipo de preocupaciones. Otro de los grupos son las personas que dependen directamente de los recursos naturales como: Agricultores, pescadores, comunidades indígenas y amantes de la naturaleza que están más expuestos a sentir este tipo de tensión mental por la situación climática.

El problema es grave y pareciera irreversible. Somos miles de millones de seres quienes estamos sintiendo los efectos, pero pocos los que estamos haciendo algo para revertirlo. Por ello, la respuesta emocional y biológica de algunos es sentir impotencia y zozobra.

Pero, sentir esta ansiedad es un estado emocionalmente maduro que muestra la preocupación de la crisis que estamos enfrentando. Por lo tanto, la eco-ansiedad puede convertir a alguien en una persona eco empática.

Tenemos que pasar de la ansiedad al activismo ambiental, prestar atención a lo que está sucediendo en nuestras comunidades y en todo el mundo, es una respuesta más saludable que mirar a otro lado en negación o rechazo.

Participar activamente en acciones conservacionistas, no solo ayudará a sentirnos mejor, sino que combatirá cualquier sensación de ansiedad, ser propositivos y constructivos contribuirá a impulsar una sensación de seguridad y paz que tanto requiere nuestro planeta.

#CambiaUnaAccióncambiaTodo.