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La primera Semana Santa en el Istmo

En el 1519, Hernán Cortés llegó a San Juan de Ulúa donde emisarios de Moctezuma le dieron la bienvenida, inician el choque de dos mundos

La primera Semana Santa en el Istmo

La Semana Santa se arraigó en nuestro país incorporando elementos indígenas. Como todas las celebraciones ha sufrido profundos cambios.

La Revista Cultural #Entre Mares relata, en el año 325, durante el primer concilio de la Iglesia Católica se unificaron y oficializaron las celebraciones de la Semana Mayor.

1200 años después, cuando los europeos comenzaron la guerra de conquista en estas tierras, la liturgia estaba bien cimentada; es así que Hernán Cortés y sus hombres hacen mención a los “Días Santos” para ubicar sus acciones y las relaciones que establecieron con los naturales, a los cuales ya los consideraban como sus enemigos.

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Códice Aztatitlán.

Bernal Díaz del Castillo refiere que a fines de marzo de 1519 obtuvieron una victoria sobre los indígenas maya-chontales-zoques de Centla (hoy Frontera, Tabasco) en donde "alzaron todos los manos al cielo, porque nos había dado aquella vitoria tan cumplida; y como era día de Nuestra Señora de Marzo, llamóse una villa Santa María de la Vitoria”.

Recuerda que después “vinieron muchos caciques y principales de aquel pueblo, haciendo mucho acato a todos nosotros, e trajeron un presente de oro… y mantas de las que ellos traían e hacían, y no fue nada este presente en comparación de veinte mujeres, y entre ellas una muy excelente mujer, que se dijo doña Marina, que así se llamó después de vuelta cristiana. Y todos los caciques le dieron muchas gracias por ello, y allí se otorgaron por vasallos de nuestro grande emperador. Estos fueron los primeros vasallos que en la Nueva España dieron la obediencia a su majestad”.

A los pocos días se encaminaron al norte guiados por los soldados, que el año anterior, habían venido en la expedición de Juan de Grijalva. Así decían: “Señor, allí queda la Rambla, que en lengua de indios se dice Aguayaluco.. llegamos al paraje de Tonalá, que se dice San Antón, más adelante le mostramos el gran río de Guazacualco, se vio las muy altas sierras nevadas, e luego las sierras de San Martín; y más adelante le mostramos la roca partida, que es unos grandes peñascos que entran en la mar, e tiene una señal arribar como a manera de silla”.

Bernal prosigue con su relato:

“En Jueves Santo de la Cena del Señor de 1519 años llegamos con toda la armada al puerto de San Juan de Ulúa. Vinieron dos canoas muy grandes y los indios hicieron mucho acato a Cortés a su usanza, y le dijeron que fuese bien venido, e que un criado del gran Montezuma, su señor, les enviaba a saber qué hombres éramos y qué buscábamos, e que si algo hubiésemos menester para nosotros y los navíos, que se lo dijésemos, que traerían recaudo para ello. Cortés les mandó dar de comer y beber vino, les dijo que hubiesen por buena nuestra llegada a aquella tierra. Y los mensajeros se volvieron muy contentos a su tierra; y otro día, que fue Viernes Santo de la Cruz, desembarcamos, así caballos como artillería. Hicimos un altar, adonde se dijo luego misa, e hicieron chozas y enramadas para Cortés y para los capitanes e hicimos nuestras chozas, y los caballos se pusieron adonde estuviesen seguros; y en esto se pasó aquel Viernes Santo. Y otro día sábado, víspera de Pascua, vinieron muchos indios que envió el principal que era gobernador de Montezuma, adobaron las chozas y trujeron gallinas y pan de maíz y ciruelas. Cortés se lo agradeció mucho… Y otro día, pascua santa de Resurrección, vino el gobernador que e trujo con él a Pitalpitoque, y traía detrás de sí muchos indios con presentes y gallinas y otras legumbres.. se mandó hacer un altar lo mejor que en aquel tiempo se pudo hacer, y dijo misa cantada.”

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El extremeño Hernán Cortés… Retrato, del Siglo XVII.

 

INFLUENCIA ZAPOTECA EN LAS COSTUMBRES NAHUAS

La celebración ha sufrido profundos cambios, en los años recientes la influencia zapoteca ha permeado significativamente las costumbres nahuas de Cosoleacaque, por ejemplo, donde ya no salen las imágenes del templo por las calles de la comunidad y en la iglesia se han agregado los estandartes de varios santos.

Dentro de las tradiciones que todavía perduran están las gastronómicas y el tejido de palma. Los tamales de chipil y frijol no pueden faltar; el “palmichi” o palmito (corazón de palma de coyol) con cebollín, chile, tomate y manteca; cuando hay más recursos económicos se hace Tapipilte, el pescado envuelto en hoja de acuyo y tomatito criollo; y el popo por supuesto.( #revista entremares)