Escuela Normal Rural de Perote, entre la represión y la esperanza

En el remoto corazón de Perote, Veracruz, se encuentra un testigo silencioso de la historia

Perote | 2023-09-13


Se dice que las historias cautivantes están escondidas en los rincones más oscuros, lejos del ruido y la mirada. Y en Perote, Veracruz, se encuentra un testigo silencioso de la historia, un edificio histórico abandonado: la Escuela Normal rural.

En medio de lo que fuera un frondoso bosque, emerge el edificio. El silencio puede resultar opresivo, como si el tiempo hubiera detenido su marcha en esta región de Veracruz.

La historia de este lugar resuena marcada por la represión de Gustavo Díaz Ordaz: es una montaña rusa de esperanza y destrucción.

El plantel, que inicialmente fue establecido en Misantla en 1952 como la Escuela Normal Enrique Rodríguez Cano antes de ser trasladada a Perote, se convirtió en una oportunidad educativa para más de 500 jóvenes de familias campesinas. Otras versiones refieren que 350.

En medio de una extensión de 132 hectáreas, originalmente se le destinó para hospital de pacientes con tuberculosis. 

Ya instalada como escuela, ahí se forjaron los profesores que llevarían la educación a zonas rurales de Veracruz y el país

ASÍ ERA LA  NORMAL DE PEROTE ANTES DEL ATAQUE ORDENADO POR DÍAZ ORDAZ

 

La escuela normal rural de Perote hospedaba a becarios, muchos hijos de campesinos.

Tenían un almacén, panadería, cocina, lavandería, peluquería, enfermería, salón para aislar enfermos, un espacio para ver televisión, amplio comedor, talleres para industrias rurales, campos para prácticas agrícolas y ganaderas, canchas de baloncesto y de frontón, campo de futbol, viviendas para trabajadores y maestros, y vastos pinares rodeando la escuela.

Un nivel se destinaba para recibir a alumnas de las otras normales que acudían a las fiestas de fin de cursos.

Los mejores recuerdos no se guardaron en los muros, sino en los corazones de aquellos que allí estudiaron. La caída llegó en 1969, cuando el Ejército, por orden presidencial, tomó el lugar en medio de la represión al movimiento estudiantil. 

Durante las vacaciones de verano, los militares tomaron por asalto la escuela. 

Lo que siguió fue una pesadilla: las instalaciones fueron destruidas e incendiadas, incluyendo los archivos de los estudiantes graduados.

Todo lo que el edificio representaba fue borrado del mapa. Relatan que lo ultimo que cayó de las paredes de aquel viejo edificio durante la ocupación fue el escudo, que pregonaba el lema de las generaciones de maestros que ahí se formaron.

Desde entonces, ha pasado un rosario de sexenios gubernamentales, desde Miguel Alemán Velasco hasta Cuitláhuac García, pero la Escuela Normal de Perote sigue languideciendo en el abandono. 

La maquinaria burocrática no ha querido rescatar este edificio de la historia veracruzana.

Actualmente, está cubierto de grafitis y su estructura se desmorona lentamente. 

AMARILLISMO DE MEDIOS Y 'FENOMENOS' PARANORMALES GANAN, ¿CALLA LA HISTORIA?

 

Los mitos y las leyendas urbanas han contribuido a demonizar el lugar, convirtiéndolo en un punto de delincuencia y 'actividad paranormal'. 

Debajo de la maleza de desinformación y amarillismo de la prensa yace una historia olvidada y valiosa. Acaso sea más real la versión sobre la presencia fugaz, clandestina, en esa escuela del guerrillero normalista Lucio cabañas. Esa sería una de las causas del ataque ordenado por Gustavo Díaz Ordaz a la normal de Perote.

El Gobierno del Estado de Veracruz ha intentado apropiarse del edificio en varias ocasiones, sin éxito. 

Incluso se propuso convertirlo en un archivo histórico de la Secretaría de Educación de Veracruz o en un centro de investigación.

A pesar de su estado de decadencia, el edificio atrae a turistas y aventureros, ansiosos por capturar fotografías y realizar exploraciones.

UNA HISTORIA QUE RESISTE AL TIEMPO DE LOS CÍNICOS

Las historias de lucha y sacrificio a menudo se entierran en el olvido. Pero hay relatos que se niegan a morir, que persisten en la memoria, esperando ser rescatados de la oscuridad. 

Este es el caso de la Escuela Normal Rural de Perote, una institución que fue más que un simple edificio: fue un crisol de sueños, una fuente de esperanza para generaciones que pasaron por sus puertas.

Permanece en pie, como un testigo silencioso de un periodo en la historia de Veracruz que se desconoce: oscuro, doloroso, violento, represivo. 

Aún en los tiempos de transformación de la izquierda partidista, constituye un capítulo olvidado de México, de los movimientos estudiantiles y de normalistas de izquierda sofocados por un régimen autoritario. 

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