Xalapa | 2024-01-21
Concluía un siglo e iniciaba otro, cuando en Xalapa los sitios para disfrutar de otras músicas, otras expresiones y formas de convivir entre jóvenes que no se conformaban con los lugares que los adultos les habían asignado, comenzaban a proliferar.
Incluso más de un medio de comunicación, por esos años, puso atención e interés porque estos grupos de jóvenes se hacían visibles incluso a plena luz del día y en los principales sitios públicos del centro de la ciudad, la calle de Enríquez, principalmente, y el Parque Juárez, y les llamaron "tribus urbanas".
Allí, chicos y chicas se reunía y desfilaban, convivían en sus rollos sin saber, la mayoría, que así desafiaban a lo que para unos eran "las buenas costumbres".
Los juegos y la música les hermanaban aunque en esto último, lo que se dejaba escuchar era diverso. Habían desde quienes usaban a las percusiones africanas para expresarse, armando tremendos bailes improvisados que a más de un transeúnte obligaba a parar su andar para admirar las danzas y sumarse al ritmo.
También se escuchaba rock, en sus diversas variantes, aunque el sonar de este género y sus exponentes, levantaban más miradas suspicaces que para los chicos tocando tambores o chicas enseñando parte de su piel, pegando de brincos al estilo África.
Además, se podía escuchar ska y punk. Y sí, mucho antes de que lo dark o gótico pusiera el tono oscuro en las calles xalapeñas.
La mayoría de esos músicos, con el tiempo, "evolucionaron" y pasaron de tocar en las calles a foros acobijados por la noche y en otros muy visibles, mientras hubiera chance o el desmadre no se desbordara.
A lo largo de los últimos años y meses inclusive semanas recientes, Xalapa ha ido perdiendo referencia de vida de esos músicos.
Este domingo 21 tocó el turno a Marco Queponds. La noticia de su muerte no dejó recuperarse de la del trompetista, "Sobras", Daniel Sánchez, para quienes fueron seguidores de la escena punk y ska de Xalapa, en los noventas y a principios de 2000.
Marco era compositor, guitarrista y docente de escuela primaria. Como solista, luego de pertenecer a ahora ya bandas emblemáticas de la contracultura xalapeña como Garrapunk, incursionó en el rock progresivo, psicodélico e indie, entre otros.
En su red social escribió que esperaba que su legado fuese recordado. Y lo será. Entre aquellas personas que algún día pisaron y escucharon a Xalapa, "Ciudad Creativa de la Música", calificada así por la UNESCO, desde 2021, cuyo nombramiento fue logrado más allá de lo que se aprecia en las salas de conciertos como Tlaqná, si no también, en la labor de sus músicos urbanos, como la Salvador Ramírez Valdivia, "Chava rock", Juan Punk, Irving... Y muchos, muchos tantos más.
Sean pues estas líneas un breve homenaje a todos ellos quienes ya partieron, así como para las y los que quedan, inician.