Ciudad de México | 2023-03-18
ESPECIAL II Felipe Calderón y Genaro García Luna ´apadrinaron´ y dieron protección a operaciones en Veracruz no sólo del Cártel de Sinaloa, sino de varias organizaciones criminales. Así, por ejemplo, a La Familia Michoacana le permitieron asentarse, principalmente, en el sur de la entidad, reveló el escritor y especialista en temas de seguridad y ambientales J. Jesús Lemus.
Felipe Calderón entró en contacto también con el capo Nazario 'El Chayo' Moreno, líder de La Familia Michoacana, desde su aventura por la gubernatura de su estado.
Al quedar en la Presidencia de la República, facilitó sus operaciones en varias entidades, entre ellas Veracruz, aseveró J. Jesús Lemus. La consecuencia: una espiral de violencia, asesinatos, desapariciones y corrupción. Los panistas le llamaban ´honestidad valiente´.
El falso combate de Calderón al crimen en Veracruz dejó víctimas colaterales que muchas veces nunca tuvieron que ver con negocios o actividades ilegales, pero que el gobierno calderonista criminalizó para justificar sus abusos y errores.
Las historias de las víctimas, contadas por sus familiares, hablaban de personas trabajadoras, honestas y valientes, que luchaban por sobrevivir en un estado asolado por la corrupción y la impunidad.
Sin embargo, el crimen organizado no perdona y su poder se extendió como una plaga por todo el territorio y su clase política: Veracruz se convirtió en tierra herida, que sangraba por sus poros. La población empezó a vivir en un estado de permanente temor, sin saber cuándo sería el próximo ataque.
´Veracruz nunca había llorado tanto como en los últimos años, con Calderón, Fidel y Duarte. Las calles parecían llenarse de llanto y miedo. La gente se acostumbró a vivir con el temor de que cualquier momento pudiera ser el último. De enterarse de cuerpos que aparecían en las calles, en los ríos, en los parques, en las casas abandonadas. Cuerpos decapitados, abandonados en las plazas públicas, tiroteos en plena luz del día... En las noticias, empezaron a hablar de secuestros, extorsiones, desapariciones y asesinatos cada vez más crueles y despiadados. Desde entonces la ciudad llora por sus hijos muertos, por la injusticia que reina en las calles, por sus hijos perdidos, por las familias rotas, por los negocios saqueados y quemados, por los cuerpos tirados en las calles como basura´, recuerda Martha García, familiar de una persona desaparecida en Xalapa.
Sin embargo, mientras Felipe Calderón públicamente presumía de un combate al crimen, por otro lado convocaba a una 'narcocumbre' a Nazario 'El Chayo' Moreno.
Además de permitirle operar en los territorios que presuntamente le había entregado, como en algunas regiones de Veracruz, el político michoacano pretendía que con los capos se repartiera el territorio nacional a cambio de pacificar al país, tras la guerra que el mismo desató y que ha generado miles de muertes, desapariciones y violencia. Herencia de la que hoy pretende deslindarse y hasta se dice ´orgulloso´.
La cruenta disputa de Los Zetas y la Familia Michoacana en Veracruz y su frontera con Oaxaca pasó casi desapercibida para la prensa local, alcanzando su punto álgido al final del gobierno de Fidel Herrera Beltrán y de Felipe Calderón Hinojosa. Así, por ejemplo, en mayo de 2010 células de La Familia Michoacana y del Cártel del Golfo irrumpieron en los límites de Veracruz y Oaxaca y decapitaron a tres de sus rivales y supuestos colaboradores de Los Zetas, para después arrojar las cabezas humanas en los límites de ambas entidades.
A la muerte de Braulio Arellano, encargado de la plaza del estado de Veracruz para el Cártel de Los Zetas, el sujeto que se identificó como El Timón quedó provisionalmente como responsable de reportar todo lo concerniente a los intereses del grupo delictivo en el sur del estado de Veracruz a Raúl Lucio Hernández Lechuga, alias El Lucky, fundador de dicha élite de sicarios y en ese entonces jefe de plaza de Veracruz con Mauricio Guízar Cárdenas, alias El Amarillo o Z 200.
Fueron tantos los compromisos de Calderón Hinojosa con varios grupos del crimen que perdió la gobernabilidad y paz del Estado mexicano. J. Jesús Lemus relató que los primeros convocados a una narcocumbre por Felipe Calderón y Genaro García Luna, con ayuda de Sergio Villareal Barragán, ´El Grande´, operador de Los Beltrán Leyva, fueron Jesús Méndez Vargas, el ´Chango'; Servando Gómez Martínez, la ´Tuta'; Nazario Moreno González, El ´Chayo', cabezas de la Familia Michoacana; e Ismael Zambada García, el ´Mayo'; Juan José Esparragoza Moreno, El ´Azul', y Joaquín Guzmán Loera, El ´Chapo', del Cártel de Sinaloa.
Después, Heriberto Lazcano (el ´Lazca´) y Miguel Ángel Treviño Morales (el ´Z-40'), entonces jefes de Los Zetas; Vicente Carrillo Fuentes (el ´Viceroy´) y Vicente Carrillo Leyva (el ´Ingeniero´), hermano e hijo, respectivamente, de Amado Carrillo Fuentes (el ´Señor de los Cielos´), que lideraban el Cártel de Juárez; Eduardo Costilla Sánchez (el ´Coss´) y José Antonio Cárdenas Martínez (el ´Contador´), del Cártel del Golfo; y, finalmente, Luis Fernando Sánchez Arellano (también apodado el ´Ingeniero´) y Enedina Arellano Félix (la ´Narcomami´), cuyos liderazgos se concretaron al frente de los Arellano Félix, luego de la captura de Francisco Javier, ocurrida el 15 de agosto de 2006.
Por los Beltrán Leyva, aseguró el ´Grande´, estaba dispuesto a acudir Héctor Beltrán Leyva, el ´H´, pese a que las fuerzas federales habían matado a mansalva a su hermano Arturo Beltrán Leyva, el ´Barbas´, en un supuesto intento de captura registrado en Cuernavaca, Morelos, la tarde del 16 de diciembre de 2009, cuando este fue entregado a la Marina por parte de Édgar Valdez Villarreal, la ´Barbie´, a cambio de un supuesto acuerdo que le permitiría establecer su propio cártel.
Heriberto Lazcano habló en nombre de Los Zetas sin hacer ningún ofrecimiento de entrada. En una conversación telefónica, le manifestó al ´Grande´ su voluntad de reunirse "el día y lugar que se dispusiera" con los otros jefes de los cárteles y con los representantes del gobierno federal. Y le solicitó que en la reunión únicamente estuvieran quienes tomaran decisiones. Agregó que no estaba dispuesto a tener que esperar días a una respuesta para hacer valer los acuerdos. El ánimo del ´Lazca´ —relató Villarreal Barragán— cambió totalmente cuando supo que en esa reunión estaría el propio presidente de México (Felipe Calderón): "Entonces cuenta conmigo", mencionó el jefe de Los Zetas.
García Luna estuvo informado paso por paso de la reunión encomendada al ´Grande´, lugarteniente de los Beltrán Leyva. Incluso, por disposición del titular de la SSP, se le envió un millón de dólares a cada uno de los jefes de los cárteles que aceptaron sentarse al diálogo, "como una muestra de agradecimiento por la contestación, y como una cortesía para que cada uno de los interesados organizara su propio esquema de movilización".
Finalmente, la reunión entre los jefes de los principales cárteles de las drogas y la cúpula del gobierno nunca se llevó a cabo. La razón fue que a Villarreal Barragán, el emisario de García Luna en esta tarea, lo arrestaron en la ciudad de Puebla el 12 de septiembre de 2010, justo en medio de la organización de la narcocumbre.
Su detención fue obra de la DEA y de un grupo de elementos de la Marina que trabajaban alejados de la influencia del secretario de Seguridad Pública, ante la desconfianza que le estaba despertando al gobierno de Estados Unidos. Para ese entonces, a García Luna ya se le mencionaba como facilitador del narco en por lo menos medio centenar de averiguaciones previas.
Hasta ahora, Calderón se muestra irreflexivo, acrítico y hasta orgulloso de una historia de ´gloria´ que sólo él, su familia y sus adeptos parecen ver: ´Como presidente de México luché con toda determinación en contra de la delincuencia, con la ley en la mano, sin dar tregua ni hacer distinción entre grupos. Jamás negocié ni pacté con criminales. Jamás usé la investidura presidencial para abogar por sus intereses´.
J. Jesús Lemus reflexionó sobre el periododel panista: