Xalapa | 2024-03-08
A lo largo de la quizá arteria más transitada de Xalapa, la avenida Lázaro Cárdenas, existen decenas de comercios informales que ofrecen todo tipo de servicios, los más populares son los puestos de comida.
Frente a la mayoría de estos puestos se encuentran mujeres. Además de ellas, existen otras que se desplazan entre los autos como limpiaparabrisas o vende dulces, botanas, franelas y hasta camitas para mascotas.
Se trata de mujeres trabajadoras quienes, sin checador, puntalmente y de forma diaria acuden a su lugar de empleo; un autoempleo muchas veces que no les otorga prestaciones pese a los servicios que ofrecen con su fuerza laboral, como cualquier asalariada o burócrata que sí goza de tales Derechos.
Son mujeres quienes, con tal trabajo, son proveedoras de su único sustento inclusive el de sus familias.
"Los fríos, cuando hace mucho frío porque estás a la intemperie, cuando se viene el norte y cuando se viene la lluvia fuerte", estas son las dificultades más grandes con las que Gema tiene que lidiar todos los días, como una de las decenas de trabajadoras informales sobre la avenida Lázaro Cárdenas.
Gema tiene 35 años de edad y tiene aproximadamente dos años como encargada de un puesto que ofrece desayunos en una esquina sobre la citada avenida de Xalapa, donde transitan miles de vehículos de todo tipo, y aunque esto último pudiera significar un peligro para la entrevistada -ya que su puesto se encuentra en la orilla de la banqueta-, ella considera que son las inclemencias del clima lo más difícil para trabajar, mientras el sol que cae aplomo durante la charla se le nota en el rosto...
La entrevistada estudió hasta el grado de Secundaria y tiene una carrera técnica como Asistente de Educación por lo que ella misma se llama "niñera", profesión que ejerció por más de dos años en una guardería, pero que finalmente dejó por "otros trabajos porque me pagaban más".
Aseguró que llegar a atender un puesto en la avenida es "muy difícil" pero vale la pena, porque es un negocio "que ya es mío".
Lo anterior es la forma en que Gema narra un día de trabajo para ella, el cual le ocupa la mayor parte de las 24 horas ya que al concluir con la venta de su mercancía, regresa a su casa para atender a sus hijos (son dos muchachos de 17 y 18 años), comer, y después vuelve a salir a la calle para comprar los insumos que ocupara el día siguiente.
Gema se apoya de un "diablito" para poder aguantar los kilos de naranja que utiliza para preparar los jugos que vende. Al "diablito" ella lo desplazar por la avenida desde la colonia Ébano, en ocasiones la ayuda su esposo: "de venida sí me ayuda mi esposo pero de ida pues, él se va a trabajar y ya así me lo tengo que llevar.
De esta forma, esta mujer trabajadora logra obtener los recursos para sostener a su familia y darle escuela a sus dos hijos, lo cual se suma a lo que su esposo aporta con su salario también, "entre los dos ayudamos", puntualizó.
"A veces hay días flojos, a veces hay días buenos", respondió cuando se le preguntó sobre los ingresos que obtenía al día.
Para Gema, celebrar el Día Internacional de la Mujer está bien ya que "para mí es muy buena esta fecha por muchas cosas que se han logrado para nosotras, una de ellas que podemos votar y antes no; nuestra voz ya es escuchada y antes no".
Anteriormente, el Día Internacional de la Mujer era nombrado El Día Internacional de la Mujer Trabajadora ya que las primeras activistas comenzaron a manifestarse por lograr derechos igualitarios al de los hombres, como trabajadoras.
En 1910, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas realizada en Copenhague se aprobó esta celebración, sin embargo, la primera conmemoración se realizó el 19 de marzo de 1911.
En 1975 se celebra por primera vez el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer y a la conmemoración se le sumó la lucha de género, así como en años recientes, la visibilización de las diferentes violencias que padecen las mujeres.