Tlalixcoyan | 2023-06-23
Aproximadamente a 45 minutos del puerto de Veracruz, sobre la carretera que comunica a la localidad de San Antonio con Piedras Negras, en el municipio de Tlalixcoyan, se encuentra un camino de terracería en medio del llano, que guía hacia una comunidad con un atractivo turístico muy peculiar.
Se trata de la comunidad "El Avión", la cual cuenta con 35 habitantes que se organizan para dar mantenimiento a una aeronave que presuntamente era utilizada para transportar mercancía de contrabando. La avioneta se volvió un atractivo para turistas, que con el afán de tomarse una foto se adentran en el sitio.
"Ese avión fue un decomiso que hizo el Gobierno Federal hace muchos años, como más de 30, lo detuvieron porque era una pista clandestina que estaba en este lugar. Eso fue al menos lo que nos comentaron", narró Flora Morales Calles, habitante del lugar.
Flora comentó que los primeros habitantes que poblaron la zona llegaron cuando el avión ya había sido decomisado y pese a que todavía se encontraba custodiado por soldados del Ejército Mexicano, solicitaron a las autoridades el terreno para vivir.
Aunque al aterrizar el avión cayó entero, actualmente ya no cuenta con la parte trasera, pues doña Flora contó que se perdió en un intento que hicieron los presuntos dueños para llevárselo del sitio, todavía cuando era custodiado.
Además de los niños de la comunidad que juegan entre los fierros de la estructura, personas ajenas, quinceañeras e incluso una producción de película han arribado hasta la pequeña comunidad para tomar fotografías y vídeos del emblemático avión.
En busca de hacer crecer la comunidad como un destino turístico de la región, los vecinos piden apoyo a las autoridades municipales para darle un mantenimiento a la avioneta y crear un parque en la zona que lo rodea, con el objetivo de recibir bien al turismo.
"No tenemos el recurso para poderlo levantar y componerlo. Ya hemos solicitado ante el municipio, queremos que nos ayuden a poner unas banquitas, hacer un parque, levantarlo. Entre nosotros los vecinos nos hemos reunido y limpiamos el avión, pero nos gustaría algo más para atender bien a los que vienen", concluyó.
El día que los soldados confundieron a los federales
Olivia Hernández
Hace casi 32 años, en un paraje conocido como La Piedra, en la comunidad Llano de La Víbora siete agentes murieron a manos de militares mientras eran confundidos con narcotraficantes.
La historia inicia un 6 de noviembre de 1991, cuando a la 1:00 de la tarde (según el archivo de la Comisión Nacional de Derechos Humanos) personal del Ejército Mexicano arribó al llano de La Víbora, en Tlalixcoyan, Veracruz, para establecer un grupo de vigilancia.
A las 11:30 de la noche del mismo día detectaron la llegada de un camión Ford XLT, modelo 1989, de 3.5 toneladas, con placas del Estado de México, y una camioneta Dodge Prospector con placas del estado de Puebla.
Marcaron el alto a los dos tripulantes del vehículo Ford, quienes dejando las luces altas encendidas lo abandonaron a toda prisa. Uno de los dos sujetos logró abordar la camioneta Prospector dándose a la fuga inmediatamente. La otra persona logró evadir a los elementos del Ejército y, a pie, logró llegar hasta la carretera. De ahí, en otro vehículo, al puerto de Veracruz.
El vehículo Ford XLT fue inspeccionado por los elementos del pelotón, quienes encontraron 8 tambos con capacidad de doscientos litros de gasavión, 15 bidones con capacidad de 60 litros cada uno de gasavión, y 3 bidones de 60 litros que se encontraron vacíos y uno de ellos con un agujero en el tapón; una bomba de agua con motor a gasolina marca Kohler de color verde; un pedazo de manguera color negro de aproximadamente 1.80 metros, así como una manguera de 1.5 pulgadas de grosor, entre otros elementos.
De acuerdo con el reporte existente, con el fin de asegurar el vehículo y sus contenidos, este fue conducido algunos metros más adelante y atascado a modo de impedir su circulación.
El día 7 de noviembre, aproximadamente a las 01:10 horas, el subdirector de Intercepción Aérea de la Procuraduría General de la República se comunicó con el jefe de grupo de la Policía Judicial Federal para ordenarle que alertara al personal a su mando y preparara dos aviones para efectuar la intercepción de un vuelo sospechoso, y uno más para el traslado de personal de la Procuraduría General de la República.
Esto tras recibir información acerca de un avión procedente de Sudamérica, el cual se encontraba en esos momentos frente a las costas de Nicaragua y se dirigía hacia el territorio nacional.
El reporte indica que a las 02:40 horas se activó el operativo denominado "Halcón", despegando de la base de Mérida los aviones rastreador e interceptor.
El avión (avioneta) sospechoso venía de Centroamérica y se encontraba volando a unas millas de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Como apoyo a las dos aeronaves de la PGR que se encontraban persiguiendo a la aeronave sospechosa, despegó de Tapachula el avión Turbo Comander.
La avioneta Cessna 210R "Centurión", matrícula XA-LAN, sobrepuesta -ya que tal matrícula corresponde a un avión Lear Jet 35H, propiedad de la Compañía Avemex S.A- sobrevoló aproximadamente 45 minutos el llano de La Víbora, en Tlalixcoyan, Veracruz, y aterrizó a las 6:50 horas el 7 de noviembre de 1991.
El reporte indica que dos personas bajaron de la aeronave Cessna y se dirigieron hacia el sitio en que se encontraba el camión que contenía el gasavión, es decir, en la misma dirección en la que estaba situado el campamento militar. Se trataba de una mujer de pelo rubio y un hombre de aspecto afromestizo.
Los dos presuntos narcotraficantes se percataron de la presencia de personal del ejército y se desplazaron rápidamente sobre sus pasos, dando la espalda a los soldados y en dirección opuesta al aterrizaje del avión.
"Refieren los elementos del pelotón que marcaron el alto a los sujetos sospechosos, pero no dispararon contra ellos porque les daban la espalda y se percataron de que tales sospechosos no portaban "armas largas", y que en tales condiciones tienen instrucciones de no disparar", señala el reporte oficial.
Ocho minutos después de que aterrizaron los presuntos narcotraficantes, aterrizaron los federales que les seguían los pasos. A bordo del avión King-Air viajaban 10 personas: el piloto, el copiloto, el comandante y siete agentes de la Policía Judicial Federal.
Tras descender para revisar la aeronave en la que viajaban el hombre y la mujer se inició una balacera entre los elementos del Ejército Mexicano y los de la Policía Judicial Federal (que no se ha precisado quién inició) en la que los siete agentes resultaron muertos y un elemento del Ejército resultó con lesiones.
Han pasado 31 años desde aquel incidente que cobró la vida de los agentes federales. Entonces, aquella avioneta decomisada al narco se quedó enclavada en esta comunidad de Tlalixcoyan y se ha convertido en uno de los pocos atractivos turísticos con los que cuentan los habitantes.