Acuden feligreses a misa para celebrar el Día de la Virgen de Guadalupe

Veracruz | 2020-12-12 | Heladio Castro

A diferencia de otros años, en esta ocasión en la que se recuerdan los 489 años de la aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego en el cerro del Tepeyac, las iglesias en la ciudad de Veracruz tuvieron poca afluencia de visitantes, debido a las restricciones por la pandemia del coronavirus.

En la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción las bendiciones infantiles arrancaron desde las 8:00 de la mañana, pero los niños no se acercaron al frente para recibirla, sino que permanecieron en sus lugares y desde el púlpito los bendijo el sacerdote.

Como ya se había anunciado, en cada misa sólo se permitió un aforo de 25 por ciento de los feligreses, para evitar aglomeraciones, y cada uno ingresaba con cubrebocas y se le aplicaba gel antibacterial en las manos.

En la breve eucaristía el párroco destacaba la importancia de la Guadalupana en la tradición religiosa de los mexicanos y anunció que haría la bendición desde su sitio y nadie se movería de su lugar.

A ningún menor se le tomó fotografías, como en otros años, y en pocos minutos abandonaron el templo católico ubicado en el centro histórico de la ciudad de Veracruz.

SIN JUAN DIEGO

Afuera de la Catedral, en el Zócalo de Veracruz no se observaba la multitud del pasado, cuando se arremolinaban los padres de familia para retratar a sus niños vestidos de inditos o de inditas.

Apenas había menos de media docena de escenarios habilitados como jacales, con una efigie de la Virgen de Guadalupe, para que los niños se sentaran junto a ella y les tomaran la fotografía.

Los fotógrafos pusieron sus promociones para ser atractivos, conscientes de la estrechez económica de las familias veracruzanas, por ejemplo, paquetes de 100 pesos en diversos escenarios.

Pero muy pocos padres de familia los contrataban.

Tampoco se veía mucha afluencia de comparadores con los santeros que ofrecían efigies de la Guadalupana.

La única vendedora de flores sólo miraba pasar a la gente, en espera de que le compraran algún ramo para dedicarlo a la Guadalupana.

Fue una jornada y una celebración inédita, ajena a las multitudes de otros años, que repletaban la añeja y colonial Catedral de Veracruz, con un Zócalo semivacío, al grado que las macetas sabatinas que coloca el ayuntamiento de Veracruz ni siquiera estorbaban a nadie, debido a la escasa afluencia humana.

Adultos mayores que deambulaban en los alrededores del Zócalo dijeron no recordar una situación parecida en sus más de  70 y 80 años de vida.