Ciudad de México | 2024-11-13
Con una pistola al cinto y tatuajes en los brazos, Fernando González Núñez, conocido como "La Flaca", posaba para la cámara. Cubierto parcialmente por un fusil de asalto con mira telescópica, miraba hacia un punto indefinido en el bosque.
Esa imagen, que él mismo publicó en Threads, lo mostraba en toda su arrogancia. A sus 31 años, González Núñez no era un desconocido para las autoridades: lo identificaban como miembro del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Ahora, está muerto, acribillado en el mismo tipo de ajuste de cuentas que solía protagonizar. Junto a él, otras nueve personas que tuvieron la mala suerte de estar en el lugar equivocado, una noche fatídica en un bar, quedaron también víctimas de la violencia.
La figura de González Núñez no pasaba desapercibida. Lejos de la discreción que uno podría esperar de alguien en su posición, "La Flaca" ostentaba su vida criminal en redes sociales, exhibiendo armas, chalecos tácticos con las siglas del CJNG, autos de lujo y aviones privados.
Conocido por su participación en el robo de hidrocarburos, González Núñez ya había sido detenido dos veces en 2024, ambas por posesión de armas.
Sin embargo, esas detenciones no frenaron su ascenso dentro de la organización criminal ni su actividad en redes, donde se sentía intocable.
El asesinato de González Núñez ocurrió el pasado sábado en el bar Los Cantaritos de Querétaro, en lo que parece ser un ajuste de cuentas entre el CJNG y el Cártel Santa Rosa de Lima, dos facciones enfrentadas por el control territorial.
La violencia de esa noche dejó 10 muertos y 13 heridos, en una masacre que se suma a la larga lista de episodios de terror que azotan al país.
Los videos de seguridad del bar, que circularon por internet antes de que las autoridades pudieran dar una versión oficial, muestran la brutalidad del ataque.
En el primer video, se ve cómo un grupo de ocho hombres encapuchados y armados llegan al lugar. Algunos vigilan fuera del establecimiento, mientras el resto entra. No pasan más de unos segundos antes de que salgan, disparando todavía al aire.
En el segundo video, las víctimas, aterradas, intentan refugiarse bajo las mesas de madera, sin éxito. Las ráfagas levantan polvo y cuerpos se desploman al suelo.
La violencia del crimen organizado en Querétaro ha sido relativamente baja en comparación con otros estados como Guanajuato, donde el Cártel Santa Rosa de Lima tiene su base de operaciones.
Sin embargo, la creciente influencia del CJNG en la región ha provocado que la calma sea una ilusión frágil.
Querétaro, con su estabilidad económica y estratégica ubicación geográfica, se ha convertido en un territorio codiciado por las organizaciones criminales que buscan expandir su control.
El CJNG, encabezado por Nemesio Oseguera Cervantes, alias "El Mencho", es conocido por su brutalidad y su rápida expansión.
El Cártel Santa Rosa de Lima, aunque menos mediático, es igual de peligroso dentro de sus áreas de influencia, especialmente en lo relacionado con el robo de combustible, o huachicol.
Este conflicto entre cárteles ha convertido a Querétaro en un campo de batalla más en la interminable guerra que sacude a México.
Uno de los aspectos más inquietantes de la historia de "La Flaca" es el uso de las redes sociales para reclutar y mostrar poder. El CJNG ha sabido adaptarse a los tiempos modernos, utilizando plataformas como Threads para hacer alarde de su control sobre regiones enteras y atraer nuevos sicarios.
Las publicaciones de González Núñez, con armas y chalecos tácticos, eran un desafío abierto. Ofrecía pagos semanales a quienes se unieran a las filas del CJNG, una oferta atractiva para aquellos dispuestos a entrar en el mundo de la violencia extrema.
Sin embargo, los ajustes de cuentas entre cárteles dejan a su paso ríos de sangre, y las víctimas son tanto criminales como inocentes que se encuentran atrapados en el fuego cruzado. En este caso, 10 personas murieron en el bar Los Cantaritos, muchas de ellas sin ninguna relación con los cárteles, pero en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Los enfrentamientos entre el CJNG y el Cártel Santa Rosa de Lima son solo la punta del iceberg de una guerra más grande, una guerra que ha dejado miles de muertos en el país y que parece no tener fin.