Ciudad de México | 2020-11-05 | Luis Ferrer
Dos ex gobernadores de Veracruz figuran entre los más 'populares´ para los capos presos en cárceles de alta seguridad, los ´infiernos´ del narco, por su relación con organizaciones criminales: Fidel Herrera Beltrán y Miguel Ángel Yunes Linares, reveló a Imagen del Golfo J. Jesús Lemus, escritor y especialista en temas de seguridad, ambientales y narcotráfico.
Desde su paso por el gobierno de Vicente Fox, Yunes Linares afianzó sus contactos con el crimen organizado y consolidó su poder político en Boca del Río, según platicaron operadores del Cártel del Golfo tras las rejas.
De acuerdo con los testimonios de los reos, los dos ex gobernadores emanados del PRI y el PAN pusieron alfombra roja al narco en Veracruz. Incluso pactaron con el mismo grupo criminal, durante la administración del ex gobernador de Guanajuato.
El panista Yunes Linares ha sido señalado de abrir en Veracruz la puerta al Cártel Jalisco Nueva Generación por especialistas reconocidos como Ricardo Ravelo. Javier Duarte habría facilitado previamente la operación del grupo Gente Nueva, ligada al Cártel de Sinaloa, y Los Matazetas, grupo de élite al servicio de Nemesio Oseguera, El Mencho.
J. Jesús Lemus escuchó decir a los reos que previamente a esos acuerdos con dicha organización criminal, Yunes Linares se valió de sus relaciones e influencia en el Gobierno Federal panista para en Boca del Río negociar la plaza con grupos del crimen. Incluso en un momento coincidió con Fidel Herrera Beltrán en el presunto apoyo al Cártel del Golfo, con su brazo armado: Los Zetas.
Pese a que en medios se ha citado la relación directa entre el ex gobernador Fidel Herrera y Miguel Ángel Treviño, el Z-40, líder de Los Zetas y el Cártel del Noreste, J. Jesús Lemus refirió que tras las rejas ese testimonio nunca salió a luz entre los capos que contaban sus historias.
Aunque los nombres de varios ex gobernadores de Veracruz salían a relucir entre los pesos completos del narco, Fidel Herrera y Yunes Linares eran de los que más se contaba, con desdén, historias sobre sus servicios a los grupos del crimen.
"De Fidel Herrera Beltrán era un secreto a voces en la prisión la relación que tenía con el Cártel del Golfo, que le permitió (al crimen) operar en todo el estado de Veracruz y tener el control de Veracruz en todos los sentidos", expuso J. Jesús Lemus a Imagen del Golfo.
"No podía escaparse la relación de Veracruz en el ambiente criminal. Por ejemplo, Fidel Herrera. Ahí (en la cárcel de alta seguridad) conocí a varios miembros que trabajaron directamente para Fidel Herrera Beltrán. Algunos que incluso estuvieron colaborando como escoltas o en el área de seguridad de Miguel Alemán Velasco y Patricio Chirinos". Incluso se ha mencionado a Fernando Gutiérrez Barrios.
"De Miguel Ángel Yunes (se decía) que tenía prácticamente controlada y negociada la zona de Boca del Río con el Cártel del Golfo. Y que prácticamente estaba apalabrado cuando Miguel Ángel Yunes tenía otro encargo en el Gobierno. Él tenía con Vicente Fox el control con el Cártel del Golfo para narcomenudeo en Boca del Río".
J. Jesús Lemus se dedicó a entrevistar y recolectar información sobre otros residentes de ese centro penitenciario, como Rafael Caro Quintero, Mario Aburto, supuesto asesino de Luis Donaldo Colosio, Oliverio Chávez Araujo, Vera Palestina, homicida del Gato Félix, La Rana, asesino del cardenal Posadas Ocampo, Armando Amezcua, Rey de las anfetaminas, Sergio Villarreal, El Grande, operador de los Beltrán Leyva y contacto directo con Felipe Calderón Hinojosa, Carlos Rosales, fundador de La Familia y amigo del capo Osiel Cárdenas Guillén, Orlando Magaña, el asesino de Tlalpan.
El primero simulaba subirse a una camioneta con la que recorría el patio imaginando ver otros paisajes; el segundo "se fugaba mentalmente", asistiendo virtualmente a partidos de béisbol, que uno de sus compañeros se encargaba de narrar.
Una psicóloga azuzaba a J. Jesús Lemus, reportero perseguido por Felipe Calderón, a suicidarse en la celda. Le ofreció incluso escribir una carta póstuma atribuida a él. Fue amable. Le garantizó que ella escribiría las líneas más "bonitas" que hablarían de honestidad el día del funeral. Pero que se suicidara...
Lemus fue tratado como reo de alta peligrosidad. Recibió cotidianamente golpes y tratos inhumanos en sus primeros meses. Todos los días, durante los primeros seis meses de estancia en Puente Grande, lo sacaban de la celda en la que lo tenían recluido, totalmente desnudo, lo llevaban al patio, lo bañaban con un chorro de agua a presión, lo hacían rodar dos, tres veces por el patio, que era una cancha de basquetbol y después lo golpeaban con toletes en la espalda y lo dejaban "medio muerto".
En su libro sobre su etapa como preso político de Felipe Calderón en el 'infierno de los narcos, J. Jesús Lemus no olvidó a la psicóloga que lo presionaba para que se suicidara en la cárcel de alta seguridad: "Sus palabras me fueron aniquilando la voluntad de vivir. Como consecuencia de la forma en que me la estaban escupiendo, durante varios días estuve valorando la posibilidad de matarme. En mis posteriores consultas reconocí que me faltaba valor para hacerlo. En cada una de las terapias programadas la psicóloga no dejaba de alentarme; hasta modificó su actitud: me ofreció la posibilidad de que yo escribiera el mensaje para mi familia. Para ello me entregó a escondidas de las cámaras una punta de grafito con el fin de que escribiera el mensaje en una pared de la celda. No se lo dije, pero decidí no matarme y opté por darle un mejor uso: comencé a escribir los diálogos que sostenía con algunos de los presos más reconocidos en aquel sector de la prisión. En ese momento sembré la semilla de lo que sería mi libro Los malditos..."
II PARTE PRÓXIMO LUNES