México | 2020-03-27 | ACTUALIZADA
Por.
Ana Lorena Delgadillo, directora de la Fundación para la Justicia y el Estado de Derecho
Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración, AC.
Alejandra Macías, directora de Asylum Access México
Ante la pandemia por COVID-19, muchos gobiernos están anunciando el cierre de fronteras y restricciones para la entrada de extranjeros. Donald Trump, quien está en plena campaña de reelección, ya comenzó a anunciar medidas unilaterales de cierre parcial de la frontera con México. El gobierno mexicano también ha aceptado recibir personas deportadas de otros países. A la emergencia sanitaria ya se está sumando la emergencia migratoria, sin que México cuente con planes, infraestructura o personal médico suficiente para cuidar la salud de los migrantes.
Antes de la emergencia, en México, ya había miles de mujeres, niños y hombres en centros de detención de migrantes que viven hacinados y sin acceso a los servicios básicos. Si el COVID-19 cundiera en esos sitios, los migrantes podrían ser señalados injustamente como foco de contagio. Cuando la pandemia comience a saturar los hospitales en México, no sería sorprendente que la gente exija que la atención médica se brinde primero a ciudadanos mexicanos. Lo peor que podría pasar es que, además del coronavirus, los migrantes sufran a causa del “virus” de la xenofobia, que es muy contagioso y también cobra vidas.
Los virus no preguntan por el estatus migratorio: afectan a todos los seres humanos por igual y por eso debemos atender a todas las personas por igual. Desde la sociedad civil proponemos un conjunto de acciones alineadas a las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la propia Comisión Nacional de Derechos Humanos. Hoy, más que nunca, debemos:
Esta difícil contingencia sanitaria es un recordatorio claro de que los mexicanos nos hemos tardado mucho en promover una migración más justa y humana. Por decencia básica las políticas migratorias deben repensarse: no podemos tener a miles de mujeres, niños, ancianos y hombres hacinados en condiciones insalubres por falta de documentos. México es un gran país, y los grandes países tienen políticas migratorias que respetan los derechos de todas las personas, incluyendo el derecho humano a la atención médica. Tenemos que hacerlo mejor y tenemos que hacerlo ya. Ante la pandemia, no hay tiempo que perder.