Colombia | 2022-04-13 | Imagen del Golfo
El Cártel de Sinaloa, Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y remanentes de los Zetas han empoderado a grupos criminales en Colombia al incrementar su capacidad de fuego con fusiles de grueso calibre a cambio de cargamentos de cocaína, lo que incrementa la violencia en el país sudamericano.
Ese negocio ha causado que las células locales se mantengan en disputas sangrientas por el control del narcotráfico y de sus rutas. Al mismo tiempo, el arsenal suministrado pone en riesgo a los agentes de seguridad y podrían complicar aún más la implementación de un acuerdo de paz de 2016 con la desmovilizada guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Los emisarios de los cárteles mexicanos pagan cada vez más los envíos de cocaína con armas, de acuerdo con la policía, en parte para evitar mover grandes cantidades de efectivo a través de las fronteras.
Funcionarios policiales colombianos que participan en la primera línea de la lucha contra el narcotráfico y los grupos armados ilegales implicados en el tráfico de cocaína declararon que ametralladoras, fusiles de asalto y pistolas semiautomáticas están llegando al país sudamericano.
Entre las armas que aparecen en los arsenales confiscados a los traficantes se encuentra la pistola FN Five-seveN de fabricación belga, denominada "mata policías", un arma calibre 5.7 con capacidad para penetrar chalecos antibalas.
La mayoría de las 1 mil 478 armas de largo alcance confiscadas a los grupos armados ilegales colombianos en 2020 y 2021 fueron fabricadas en el extranjero e importadas clandestinamente por las mismas rutas de contrabando usadas para sacar los embarques de cocaína, aseguraron las fuentes militares y de la policía.