México | 2016-04-30 | Agencias
La sumisión significa literalmente “someter la propia voluntad a la del otro, al que situamos en una escala superior a nosotros mismos”. Es un término que suele asociarse a subordinación y acatamiento. Pese a ser un patrón que puede manifestarse en ambos sexos, históricamente se ha asociado con la mujer. La sociedad patriarcal y los modelos de relación imperantes, han favorecido las relaciones de subordinación de éstas, frente a sus parejas, mostrando la mujer, una mayor proporción a la tendencia sumisa.
Silenciar la propia voz y situarse a merced del otro, acarrea desgaste y sufrimiento, y está, muy vinculado, a formas de relación donde impera la dependencia emocional y las relaciones de tipo vejatorio.
Características de una persona sumisa
Las personas sumisas se caracterizan por su entrega y dedicación a los demás, a quienes consideran prioritarios en sus vidas. Son personas, entregadas y sufridoras que encuentran su sentido o valía, en ofrecer ayuda al otro. Su vida está basada en la entrega genuina, llegando a renunciar a sus propios sueños por dedicarse enteramente a los demás.
Muestran serias dificultades para establecer límites con respecto al otro, presentando problemas en hacer valer sus derechos, ya que consideran que sus necesidades, no cuentan como las de los demás.
Sienten la necesidad de ser aceptados y aprobados por todo el mundo, otorgando mucha importancia a la valoración externa, de ahí, que rara vez, expresen su malestar y se presenten al mundo como personas generosas, afables, éticas y honradas.
Su sentimiento de inferioridad con respeto a los demás, junto a su amplia tolerancia a la frustración, les lleva a soportar cosas que otro, por pura supervivencia no haría.
Suelen atribuirse la culpa de todo cuanto acontece, resultándoles difícil defenderse ya que ante la amenaza se vuelven vulnerables.
Evitan tomar el control de su propia vida puesto que “no se creen capaces”.
Su incapacidad para expresar enfado o cualquier emoción negativa, les lleva a reprimir emociones que con el tiempo les hace “explotar” y buscar vías de escape como la somatización.
No se respetan a sí mismas y presentan serias dificultades en su autoestima, siendo ésta, prácticamente inexistente.
Su tono de voz suele ser bajo y muestran serias dificultades para mantener el contacto ocular.
Establecen relación de pareja con personalidades explotadoras como podría ser el sujeto narcisista o antisocial, que carecen de escrúpulos y empatía, haciendo un uso y abuso de la persona con la que establecen “vinculación”. Es habitual que estas personalidades se vean expuestas a relaciones vejatorias y de maltrato.
Efectos de comportarse de forma sumisa en nuestra vida
Las personalidades sumisas sufren, aguantan el dolor y reprimen la emoción, esto, mantenido en el tiempo, les puede llevar al agotamiento físico y mental. La persona se queda literalmente “sin fuerzas” para continuar.
Son frecuentes las sensaciones de desesperanza, la sensación de no valía, inutilidad o incapacidad, los estados depresivos y la apatía. En los casos más graves, aparecen ideaciones autolíticas e incluso la ejecución de la misma. También manifiestan trastornos de ansiedad e hipervigilancia, así como, frecuentes somatizaciones debido al mantenimiento de las emociones negativas que se manifiestan en trastornos gastrointestinales, úlceras, reacciones cutáneas y distintas vías de manifestación corporal. Recibir la ayuda adecuada es muy importante.
Cómo superar la sumisión
Es importante saber que estas personas necesitan ayuda terapéutica por parte de un profesional cualificado que les brinde el apoyo que merecen. La persona debe saber que se trata de un tratamiento lento pero totalmente necesario. Algunas de los puntos a tener presente para superar las actitudes de sumisión son:
Que la persona aprenda a situarse como primera opción en su vida, aprendiendo a ser más egoístas y centrándose en su recuperación.
Trabajo a nivel de autoestima, como aprender a amarse, a conocerse, a aceptarse y a quererse serán aspectos vitales para avanzar en el tratamiento.
Trabajo en asertividad, como aprender a poner límites, a decir que no, a conocer los propios derechos y a manifestarlos.
Trabajo a nivel cognitivo, donde básicamente se trabajan los esquemas de funcionamiento, sobretodo, los que hacen referencia a la vinculación con los demás. Aprender que amor no es igual a sufrimiento.
Trabajo a nivel de pensamientos automáticos: qué cosas me digo y qué hago con ello. Aprender a derrotar un pensamiento tóxico y substituirlo por otros más funcionales.
Recuperar un círculo social, que hagan alguna actividad, que se relacionen socialmente.
Recuperar la sensación de autovalia: buscar una motivación que les haga sentir productivos y centrarse en ello.
Darse refuerzo positivo. Premiarse por los logros y ser muy conscientes de ello.
Debes saber que requiere de un compromiso contigo mismo y que con la motivación necesaria se puede superar.
Con información de: https://es.vida-estilo.yahoo.com/post/143474786450/la-personalidad-sumisa-o-dependiente-es-posible